La presión continuó hasta que las autoridades accedieron a la revisión. La revisión se llevó a cabo en presencia de funcionarios y autoridades de la Subsecretaría de Educación Media Superior de la SEP; de la Secretaría Técnica de la Comipems; de auditores de la UNAM y de la consultora internacional Price Waterhouse Cooper, y hasta de un notario público.
Ahora la UNAM tendrá que buscar un espacio para estos alumnos aprobados, un espacio para más de tres mil alumnos que tenían razón, y que, de no ser por la honestidad de la propia UNAM, estos jóvenes hubieran quedado fuera del bachillerato, tristes y frustrados.