Cinismo priista

El dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, convocó a una reunión con exgobernadores priistas FOTO: WEB
- en Opinión

Francisco Berlín Valenzuela* / Censurable desde muchos puntos de vista, la falta de talento político de los actuales dirigentes del PRI, que conocedores del desprestigio y la desconfianza -que como organización partidista ha generado en la ciudadanía mexicana-, se atreven a muestrear en especial reunión a sus ex gobernadores, muchos de ellos de tan triste memoria, que han sido descalificados por el pueblo de México por su trabajo como gobernantes.

¿Qué acaso pretenden que los mexicanos olviden, que es la única institución culpable de haber llevado al poder a los gobernadores que están en la cárcel -y a muchos que aún no lo están-, por su avaricia y enriquecimiento “explicable” y desmedido? ¿Se olvidan que los ciudadanos sólo los votaron en las urnas en “dudosos comicios”, pero no los seleccionaron?

Lo que tiene que hacer el PRI es dejar de cobijar con su manto protector a legisladores, carentes de méritos, que llevó a las diputaciones y senadurías  con el fin de protegerlos mediante el desnaturalizado “fuero, dotándolos de esta manera de impunidad al  sustraerlos a la acción de la justicia. Como organización política tiene que evitar el  indebido encubrimiento -por ética política fundamentalmente-,  y negarse a ser cómplices de malos priistas, que al dejar sus cargos le demandan su apoyo institucional.

Proceder como lo hizo en reuniones como ésta, mezclando a los buenos con los malos ex gobernadores, es exhibir un cinismo criticable que ofende el sentir colectivo de la población.

Los veracruzanos saben muy bien el significado de estas reprobables conductas políticas, por eso le han vuelto la espalda a éste partido.

Como estudioso de la ciencia política no puedo estar de acuerdo con un partido que actúa en contra de los intereses de sus militantes y de la ciudadanía, tratando de ignorar los errores políticos cometidos y el tremendo fracaso en la selección de sus candidatos, llevados al poder político para servirse de ellos como gobernantes e ignorar después los desmanes y pillerías cometidas en el ejercicio de sus cargos.

Esta fue una de las razones, que me llevaron a retirarme de este partido, pues me pude  percatar a lo largo de los años en que milite en sus filas, ocupando cargos de dirección nacional y de representación popular, que la congruencia política no es una de sus virtudes. Por eso ahora, debo admitir que conociendo sus patologías no puedo estar de acuerdo con su actuación partidista.

 

*Analista político. Autor de libros sobre Derecho Electoral y Derecho Parlamentario. Profesor- Investigador Emérito de “El Colegio de Veracruz”. Receptor de la Medalla Defensor de la Libertad y Promotor del Progreso otorgada por el Club de Periodistas de México, A.C. (2016)

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