Cuando un directivo escolar usa su experiencia y en verdad se entrega por los alumnos y su personal, dará como resultado una excelente administración escolar. Es de vital importancia que el director escolar sepa desplegar el poder-capacidad con inteligencia para no generar divisiones en la escuela. Un directivo que es efectivo y demuestra su capacidad en el trato con padres de familia, alumnado y personal escolar genera un ambiente de trabajo gratificante y coordinado, armonía eficiente entre las diferentes áreas de gestión, una comunicación fluida, abierta, sincera y democrática, y una colectividad con sentido de pertenencia. En fin, una excelente institución.
En contraste, si el directivo escolar descuida los protocolos oficiales y le da espacio a la chacota y a la improvisación, el ambiente se relaja y se comienzan a descuidar las responsabilidades, dando como consecuencia que el alumno salga perjudicado.
Es por ello que se recomienda rotar periódicamente a los directivos docentes. Cada tres años es un tiempo prudente. En Xalapa se da el caso de directivos que rebasan los cinco o diez años en el mismo plantel, específicamente en la General 5, el directivo ha roto el récord, ha durado en la misma escuela más de 17 años.
Esto en lugar de ser sano se genera un ambiente mafioso; los directivos como jerarcas escolares hacen de la escuela su feudo, su coto de poder. Las casas de uniformes, las cooperativas escolares, la bonificación por la venta del refresco, la sociedad de padres, los recursos federales, y estatales en muchos casos son mal manejados por algunos directivos. Por eso la Secretaría de Educación de Veracruz tiene contemplado en pocos días la rotación de directivos.
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