Las amenazas pretenden evitar que sus excolaboradores suelten la sopa, es decir datos precisos que pongan en riesgo la llegada tranquila de Duarte a México o que agraven su situación jurídica. Si esto no es delincuencia organizada, no sabemos qué lo sería.
En serio, que el Gobierno Federal, en lugar de brindar todas las facilidades a Duarte para que logre evadir la justicia, mejor debería ponerlo como un ejemplo que sancione a todos esos delincuentes, exfuncionarios públicos, que pretendan de la manera más cínica y descarada, pasarse la justicia por el Arco del Triunfo. Si Duarte libra la cárcel, entonces este país bien podría irse directo a la mierda.