Elena Córdova / A todos no ha tocado ver, mientras manejamos nuestros vehículos, a conductores que nos parece que van hablando solos o platicando con alguien imaginario. Sabemos que está utilizando el famoso “manos libres” para comunicarse con alguien por medio de su aparato celular. Lo que sí es de llamar mucho la atención, y que nos atemoriza significativamente, es cuando vemos que el conductor o conductora baja la cabeza, lee, suelta el volante por un momento o maneja con una sola mano, pierde de vista por instantes (mortales a veces) todo el panorama que tiene enfrente de sus ojos, todo para escribir o mandar un mensaje de texto.
En la CDMX, donde trabajo actualmente, es algo común, muy habitual ver todo el tiempo a personas manejando y hablando por celular, pero desde el año 2014, se encendió la luz de alarma hasta llegar al rojo. De ese año a la fecha, 2017, hablar o textear, se convierte ya en la principal causa de accidentes viales, sobre todo entre la población juvenil que conduce un automóvil, desplazando a conducción en estado de ebriedad o bajo el influjo de alguna droga. Si, hablo de un hecho cotidiano, de un acto que todos, en su mayoría cometemos a sabiendas del riesgo que ello implica. Usar el celular, el smartphone, hablar y “textear” mientras se conduce un vehículo automotor.
Y para que veamos la gravedad del asunto, ya la propia H. Cámara de Diputados de la Nación, con 313 votos en favor, 46 en contra y 33 abstenciones, el 23 de febrero del año en curso, en pleno aprobó el proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan los artículos 171 y 172 del Código Penal, promoviendo el endurecimiento de las sanciones para conductores que cometan alguna infracción y/o cause accidentes mientras utiliza algún equipo de radio comunicación, como pueden ser los celulares, tal y como cito arriba, lo que merecería una pena corporal que va de uno y tres años de prisión, además de 300 días de multa, a lo que hay que agregar la suspensión o pérdida de licencia, al conductor que resulte culpable. En síntesis, todo aquel que conduzca utilizando un equipo de radio comunicación, salvo que se emplee con tecnología de manos libres, se le impondrá la sanción correspondiente al delito cometido y de uno hasta tres años de prisión.
En cuanto a nuestro estado, en la Ley 561 vigente al 2017, Ley de Tránsito y Seguridad Vial para el Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, en su Artículo 68. Se prohíbe conducir vehículos con temeridad y con ello, poner en peligro la vida o la integridad de los usuarios. También se prohíbe al conducir comunicarse telefónicamente o utilizar cualquier medio tecnológico que implique distracción, sin recurrir a accesorios que permitan el no utilizar las manos en el uso de dichos dispositivos.
Hoy en día, cuantas veces oímos de amigos o conocidos que tuvieron un mal rato, un accidente sin víctimas que lamentar y que cuentan que “solo me distraje un momento” ¡cómo pudo pasar esto! La respuesta nos la dan los expertos en accidentes viales a nivel nacional de la Cruz Roja, quienes señalan que los estudios científicos arrojan que bastan solo ¡cinco segundos! para las personas que “textean” mientras manejan (lo que equivale al recorrido de un automóvil a 90 kilómetros por hora a lo largo de una cancha de futbol profesional) y que en ese lapso se puede perder la vida”, al igual que Textear mientras se conduce un vehículo implica 23 veces más probabilidades de sufrir un accidente.
Por último, si todo esto fuera poco, una investigación a cargo del Centro de Cirugía Espinal y Medicina de Rehabilitación de Nueva York indicó que la postura de “textear” es equivalente a que el cuello cargue 27 kilogramos sobre el mismo. A este mal se le conoce como “text neck” (cuello por textear). En la aldea, expertos del Instituto Mexicano del Seguro Social, aseguran que la velocidad con la que las personas tienen que mover los dedos para enviar mensajes de texto, emoji y gifs produce inflamación de los tendones y aumenta el riesgo de desarrollar el síndrome del túnel carpiano. Y aún más, las personas que enfrentan el síndrome de abstinencia cuando dejan de utilizar el celular de golpe (o cuando se les va la señal de Internet). La ansiedad y el aislamiento que viven es casi como cuando se tiene la adicción a una droga.
A todo esto, hay alguna solución, si. Como decía un comercial de antaño. Todo con moderación, todo con medida. Y entre ellas encontramos darle un uso razonable al dispositivo móvil, apagarlo cuando sea necesario (durante la comida o a la hora de ir a dormir), darle prioridad a la realidad por encima del mundo virtual (y del perfil de Facebook, por ejemplo). Si. Aislarnos unos minutos es mejor que perder todo, quizá una vida propia o ajena, en tan sólo cinco segundos.