12 meses es poco tiempo para los políticos, esta estirpe se mueve por sus intereses y proyectos políticos. En México casi todo gira alrededor de las elecciones presidenciales. El 2018 será testigo de cómo los grupos de poder se pelearán a muerte por llegar a Los Pinos; aunque no sólo se elegirá presidente de la República, también 128 senadores y 500 diputados federales. Las zancadillas, golpes bajos, y traiciones serán el método para llegar. Es lo que funciona en la democracia mexicana. El perfil del candidato no importa, la propuesta y antecedentes no interesa.
La democracia mexicana es como si fuera un guion de Luis Estrada: es nauseabunda y cruda. El elector se tiene que conformar con lo que tiene enfrente, personajes oscuros y siniestros que no piensan en México, sino sólo en llegar a como dé lugar.
Por cierto, es muy cara, hace un par de años cada voto costaba 286 pesos, y el precio sube si hay más abstención, asunto que debería preocupar ya que, debido al desencanto de los políticos, muchos mexicanos se niegan a votar.
Así que váyase preparando, pronto será usted el objetivo de sonrisas fingidas y faltos actos de bondad, todo con la intención de que, llegando el momento, usted lo elija como su próximo diputado, senador o presidente de la República.
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