¿De qué se ríe Javier Duarte? Ríe Duarte porque la risa lo distrae de su realidad

Javier Duarte de Ochoa FOTO: PROCESSO

La risa, dice Jorge de Burgos, el monje ciego y asesino de El nombre de la rosa, novela de Umberto Eco, libera al aldeano del miedo al diablo. «La risa distrae, por algunos instantes, del miedo al aldeano».

En el caso de Javier Duarte, el risueño exgobernador, estaba obligado a reír, sobre todo porque calificó de irrisorias las acusaciones en su contra. Antes no se carcajeó para poner más énfasis a su sentencia. Todavía, con esa risa cínica se acercó a sus juzgadores para pedir disculpas por quitarles el tiempo con «esas babosadas».

Ríe Duarte porque la risa lo distrae de su realidad, lo distrae del miedo. Mientras esté preso nada tiene seguro. Puede ser que, con Enrique Peña Nieto, su cómplice en algún momento, tenga algún pacto para librarlo de los muchos años de cárcel que se merece, pero no tiene la certeza porque sabe que Peña Nieto es voluble, y se deja llevar por los consejos de su grupo cercano.

Javier Duarte se ríe por anticipado de los veracruzanos, esos compatriotas suyos que le han dado muestras claras de su repudio. Se ríe porque acaricia la idea de no darnos el gusto de verlo en una cárcel por muchos años. Pero esperemos que pronto esa risa se borre de su rostro.

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