Finalmente, la Procuraduría General de Justicia de Michoacán informó que los restos calcinados que se encontraron en la Barranca del Diablo sí eran los del periodista Salvador Adame, quien desde el mes de mayo fue reportado como desaparecido. La versión oficial señala que el periodista fue secuestrado y asesinado por problemas personales con un narcotraficante; sin embargo, la autoridad no explica qué tipo de problemas personales.
Cabe señalar que esta versión es muy acorde con la estrategia de los gobiernos estatales de desvincular el trabajo periodístico de un periodista muerto, para así disipar la sospecha de que su trabajo informativo haya tenido que ver con el asesinato.
A pesar de los señalamientos por parte de las autoridades, las investigaciones continúan y como siempre el gobernador Silvano Aureoles sale con la misma cantaleta de todos los gobernadores: «Se llegará hasta las últimas consecuencias para capturar a los responsables»; algo que por supuesto, en la mayoría de los casos, no sucede.
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