Y es muy cierto, en LBP lo hemos mencionado constantemente, cuando asesinan a un periodista como el caso de Javier Valdez Cárdenas, el tortuguismo burocrático es común.
Esto resulta preocupante, ya que en lo que va del sexenio de Enrique Peña Nieto, 36 periodistas han sido asesinados por realizar su labor informativa, lo que pone en evidencia que los diversos mecanismos para proteger la libertad de expresión y la labor periodística no han demostrado eficacia. En otras palabras, en México, ser periodista es una profesión de riesgo, es como estar a un metro de la tumba.