Elena Córdova / Estudios especializados han demostrado fehacientemente que a un lado de los factores socioculturales y económicos en el contexto en que se desenvuelven muchos jóvenes mexicanos, hay otros más que son determinantes para que ellos busquen pertenecer al crimen organizado.
Uno de ellos viene a ser el deseo de poseer un bien como puede ser en este caso, un buen celular, ropa de marca, calzado deportivo caro, relojes, etcétera.
Más que pensar en el ahorro, por guardar para un futuro, ellos viven la vida intensamente, accediendo a bienes materiales que no podrían obtener de otra manera, según sus creencias.
En ese mismo sentido, la sociedad materialista ha enseñado a este sector juvenil tanto, que las principales marcas enfocan sus baterías y tratan de seducirlos de mil maneras para que de alguna forma sean sus clientes y adquieran sus productos. Lo vemos a diario con estrellas juveniles que promocionan tal o cual marca reconocida. La idea es que simbólicamente les digan que todo es posible si tienen dinero para comprarlo, de ahí las consecuencias arriba señaladas.
La administración en casa
En el sentido más sano e ideal: En el ámbito familiar se tiene la posibilidad de formar y darles una educación financiera primaria, llamémosle así. No es necesario que pensemos que hablamos de números o términos complejos, no, simplemente se habla de una buena administración de los recursos patrimoniales que son distribuidos para todos sin distingo alguno. El secreto está en aprender a administrar debidamente y con precisión los ingresos, es decir lo que un padre y/o madre ganan por su actividad laboral o comercial, hacerlos rendir y aplicarlos a una meta propuesta, con un fin específico que en primera instancia se refiere a los alimentos, gastos fijos, mantenimiento del hogar, hasta gastos imprevisto derivados de una emergencia o enfermedad. Cabe decir que quien lleva mano en este proceso, sin duda es la madre, quien sabe a detalle lo que hay que comprar y en qué gastar casi siempre.
En conclusión, el buen final o éxito de una buena administración familiar no es un secreto, sólo consiste en un método sistemático y puntal del ahorro, la planificación de gastos y el buen y estricto manejo del dinero.
Millennials
El tema viene a colación porque recientemente he leído varios artículos publicados en distintos medios de comunicación que tiene que ver con la llamada generación Millennials y sus prácticas de gasto y poco ahorro. Lo cual coincide perfectamente con lo que cita la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, según un estudio realizado y que dice que un promedio del 30% de los jóvenes mexicanos no muestra interés por la cultura financiera y prefieren gastar en experiencias antes que ahorrar sus ingresos.
Una consecuencia inmediata viene a ser que estos jóvenes que gastan sin pensar en cómo generar más ingreso familiar, sin pensar o de manera deliberada, en el otro aspecto, alargan su estadía en el seno familiar más que por razones afectivas, sería por cuestiones de efectivo, es decir, por motivos meramente económicos. Ahora bien, en el determinado caso de que algún joven Millennials decide trabajar y obtener un ingreso, es poco su firme deseo de ahorrar para el futuro, mucho menos piensa en el retiro y ni siquiera lo tiene considerado a largo plazo, ya que, según investigaciones académicas, éstas arrojan sólo 36% de los jóvenes mexicanos tiene una cuenta para el retiro.
Otros detalles que han arrojado estos estudios sobre el comportamiento de los jóvenes y el uso del dinero, confirman que los Millennials mexicanos prefieren lo simple, rápido y variado, es decir, son más propensos a la gratificación instantánea y a usar tecnología para consumir productos o servicios. ¿Les dice algo, lo que arriba cité sobre las aspiraciones materiales de muchos jóvenes como el tener un buen celular, ropa de marca y demás’? Sin duda, en estos párrafos se refleja y confirma fielmente en cuanto a su conducta se refiere.
En este día del padre, quise hacer remembranza familiar, a manera de homenaje, de una de las mejores herencias que obtuve de ellos. En especial de mi padre, quien me enseñó desde muy joven los secretos, creo que el mejor de todos, en cuanto a finanzas no solo familiares sino de vida. No gastar más de lo que no tengo, así de simple.
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