Muchos funcionarios públicos, como Reynaldo Escobar, Xóchitl Adela Osorio o Raúl Arias Lovillo no merecen la pensión que les asignaron, que se asignaron. Acaso no conocen la máxima de Salvador Díaz Mirón que dice: «Nadie tiene derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto». Es por ello que se debe buscar la manera de revisar esas pensiones, de buscar la forma legal, jurídica o constitucional de echar abajo esas pensiones onerosas.
Esa es la única salida que tienen, porque mientras sigan pagando esos altos montos a un grupo de pensionados VIP nunca van a sacar el buey de la barranca. La solución tampoco es esperar a que se mueran; muchos de esos pensionados tienen el cuero tan duro que se ve van a durar muchos años.