Luis Ortiz Ramírez / En la década de 1970, muchos docentes pegaron el grito al cielo cuando se publicó uno de los libros más polémicos para la pedagogía del siglo XX. El título del texto era, sin duda, contundente: La escuela ha muerto. En esta publicación el autor Everett Reimer, criticaba el sistema de enseñanza de los años sesenta y setenta. Reimer nos mostraba en su texto, un conjunto de argumentos cargados de sentido común que debían conducir a la desaparición de los recintos escolares, y darle prioridad a la educación en casa.
En México en la década de los ochentas y parte de los noventas, se dio prioridad a una educación de apertura, pero cargada de tradicionalismo conservador. Especialmente en el nivel de secundaria se dio mucha importancia a un sistema carcelario, uniformes, chicharra, prefecto (guardián), reportes y en muchas ocasiones castigos. Muchas generaciones sobrevivimos a la represión y al acoso escolar, en verdad fuimos generaciones reprimidas por los grandulones de la escuela y por maestros que descargaban sus frustraciones contra los alumnos. Por mucho tiempo, ese método parecía funcionar, es más muchos dirán que funciono, sin embargo la violación de los derechos humanos era frecuente por parte de las autoridades escolares.
El caso más reciente de la Secundaria Técnica Industrial No. 3 de Xalapa, donde los alumnos rompieron sus libros y dañaron propiedad ajena, debería ser un llamado de atención y reflexión para todos los actores que tenemos que ver con la educación. Tanto padres, maestros, prefectos, autoridades y directivos, deben de dar su máximo esfuerzo. En este caso tan particular, es seguro que el “motín escolar fue planeado bajo el liderazgo de jóvenes influenciados por las redes sociales.
Llama la atención que algunos jóvenes alumnos gritaban el nombre de un demonio llamado Baphomet.
Y es que la proliferación de este grupo de desadaptados, bajo la influencia de las redes sociales, como son, Seguidores de la grasa, Cero grasa, y Legión Hoolk, (A este último grupo se le atribuye un trágico hecho donde un alumno de secundaria disparó a su maestra y otros compañeros perdieron la vida), sus miembros se ponen retos que van desde dañar a un compañero o a un maestro, hasta disparar contra otros o atentar contra su propia vida.
Son grupos privados con más de 80 mil miembros y páginas con más de 100 mil seguidores, de las cuales una gran cantidad de usuarios son falsos. Se caracterizan por un humor negro y acido, hacen comentarios sin el menor pudor y vergüenza, sus memes de burla tiene que ver con el duelo o la tragedia de terceros. Este caso no es privativo de esta escuela, ya han sucedido hechos violentos en otros centros escolares que no se han dado a conocer. Y para ser honestos, este hecho aislado, no debe ni debería restar mérito al personal docentes de este centro escolar.
Desgraciadamente, la rutina y los problemas familiares de los mismos padres de familia hace que algunos no estén pendientes de la vida personal de sus hijos, mucho menos revisar lo que realizan en las redes sociales. El contenido que se viriliza en ellas puede ser muy peligroso, y una pésima influencia, sobre todo para los menores de edad.
Por esa razón, no debemos rasgarnos las vestiduras ni tener doble moral condenando tajantemente los hechos ocurridos en la Técnica 3, en estos hechos, afortunadamente no se llegó a mayores, ni hubo pérdidas humanas. Sin embargo, debe ser un llamado para todos. Hay que estar más pendientes de los hijos.
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