Édgar Hernández* /
¡Con un pie en el PRI!
Cuando el 1 de diciembre de 1988 ¡Muerto el rey, viva el rey! Dante Delgado tomaba el mando del gobierno de Veracruz, luego de la licencia de Fernando Gutiérrez Barrios, empezaron las críticas, los juicios de valor y soterradas denostaciones.
Una parte de la clase política –la priista, que era la única que existía- de pronto se dio cuenta lo entrado en edad que estaba don Fernando; que Dante era el que manejaba todo y que en realidad en dos años “don Ferruco” no había hecho nada… y que ni siquiera veracruzano era.
Y eso que salía del gobierno estatal al federal a tambor batiente. Y eso que pegaba tamaño brinco de la gubernatura para ocupar la Secretaría de Gobernación de México. Y eso que gracias a don Fernando el presidente Salinas se decidió por Dante.
¿Qué es la condición humana?
Sí, pero también el canibalismo político que pareciera –guardada proporción- hoy se cierne sobre un alcalde a quien “algunos” no le ven futuro.
Américo Zúñiga, hijo del prohombre veracruzano Guillermo Zúñiga Martínez, está por concluir su gestión municipal a la vuelta de siete meses, aunque se ha especulado que antes de ocho semanas solicitará licencia para encabezar el nuevo esfuerzo priista, no como candidato, sino como dirigente del PRI en Veracruz.
De semanas atrás, sin embargo, se percibe un serio empeño por hacer tabla rasa, en negativo por supuesto, de su trabajo edilicio a lo largo de cuatro años.
Las críticas en las últimas tres semanas han arreciado tras la aprobación de las obras del gasoducto que pretende dar servicio una empresa privada a los municipios de Emiliano Zapata, Coatepec y Xalapa.
Aunque los permisos para la instalación del gasoducto son de carácter federal corresponde al ayuntamiento aprobar la construcción e instalación del mismo.
Grupos ecológicos y vecinos preocupados de manera legítima han reclamado y se han opuesto al proyecto; otros –particularmente Morena y el otrora candidato priista Alejandro Montano- han ido tras el amparo y los más le apuestan a una consulta pública entre los capitalinos para definir si se va para delante o se echar abajo el ya controvertido proyecto del gasoducto.
En su papel Américo ha buscado a los representantes populares para explicarles la magnitud y alcances del proyecto, lo ha bateado; ha acudido a foros diversos para explicar sus bondades sin tener el eco mediático por aquello de la maldita percepción adversa, para finalmente dejar en reposo el tema.
El problema, sin embargo, es que para sus defenestradores todo lo hecho por Américo en Xalapa ha estado mal, es decir, ahora sus enemigos descubren que fue el peor alcalde en la historia de la humanidad.
Que fue pésima su reordenación administrativa y financiera y mal hizo al haber reorganizado el organismo del agua que por cierto permitió la reconstrucción de toda la red del centro histórico que databa de 70 atrás.
Que si no fue la adecuada la reorganización del tejido cultural de la Atenas Veracruzana; que si el concreto hidráulico en las calles solo va a durar 20 y no 30 años; que si los barones de la basura no están tan bien pagados como merecen y que si Erika Ayala tiene 36 aviadores incrustados.
Todo, todo, dicen sus opositores lo hizo mal. Vaya, hasta la derrota del priista Montano se la endilgan.
Pero a todo ello ¿qué dice la realidad?.. Consideremos que en esto de la política ni todo es bueno, ni todo es malo y todo es según el cristal con que se mira.
Y es que si ayudaste a uno, el otro ya se quejó; que sin los seccionales inconformes, las grillas interna y esos nefastos 11 sindicatos -11, ¡hágame usted el favor!- todos quieren llevarse la tajada del león.
Pronto Américo habrá de migrar rumbo a una jornada que se antoja inédita en la historia de Veracruz como lo es rescatar para su partido el liderazgo del poder en favor de Pepe Yunes y seguro que las cosas en materia de imagen cambiarán, no lo dude.
Seguramente será en ese nuevo escenario que Américo volverá a ser el más guapo, el más inteligente y el que Veracruz necesita para salir de la crisis.
En tanto tendrá que aguantar el chaparrón.
Con él quienes osen escribir algo que tal vez si le salió bien tras una larga gestión en donde se la pasó en friega día y noche porque así son esas chambas. Y es que para sus enemigos, que no adversarios, Américo es como el Diablo sin calzones.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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