Pues la mala vibra entre los aspirantes del PAN a la presidencia de la República se trasladó a los resultados electorales en Coahuila, el estado en el que los tres aspirantes estuvieron juntos como el agua y el aceite. Quisieron apoyar a Guillermo Anaya y terminaron echando las malas vibras porque el resultado del conteo de los votos le dio el triunfo al candidato del PRI Miguel Ángel Riquelme, por una diferencia apenas de 30 mil 860 votos, que para una elección a gobernador es casi nada.
Pero está historia todavía no se termina de escribir, porque los panistas están dispuestos a impugnar la elección, pues consideran que hubo un fraude monumental, al tiempo que acusan al Instituto Electoral de Coahuila de tener las manos bien metidas en ese proceso electoral.
Pues si quieren impugnar y tener posibilidades de que la impugnación prospere, primero deberían dirimir los aspirantes a la presidencia sus problemas, o de plano que no los vuelvan a juntar en un mismo evento. ¡Digo, por eso de las malas vibras que juntos arrojan!
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