Ya nadie duda que las autoridades mexicanas están administrando los tiempos para la extradición del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa. Desde el principio de su detención en un hotel veraniego de Guatemala, se pudo extraditar ya que se comprobó que sí ingreso a ese país fue de manera ilegal. La visita del primer mandatario de la nación azteca a Guatemala sólo sirve para abonar el terreno de que al gobierno del presidente más impopular que se haya tenido, busca tener el control sobre todo lo que tenga que ver con Javier Duarte.
Por esa razón, no sorprende a los mexicanos que la extradición del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, pueda tardar de seis a 12 meses, luego de que este miércoles se presentara la solicitud formal ante el gobierno guatemalteco.
Y es que existe un verdadero pavor de que el exgobernador veracruzano revele toda la red de complicidades que existe entre el presidente Peña Nieto y todos los gobernadores priistas. Por qué cree usted que ninguna autoridad federal se haya atrevido a tocar a la esposa del reo de Matamoros, Guatemala. Ese manto de impunidad comprada con la negociación pactada entre Duarte y Segob es la que lesiona y lastima la inteligencia de los mexicanos.
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