Sabino Cruz V. / A unas horas de iniciar la jornada electoral para renovar los doscientos doce municipios del estado de Veracruz, encabezo esta entrega con el llamado que hace por diferentes medios el Organismo Público Local Electoral-Veracruz para que ejerzamos nuestro derecho al voto. Jornada inédita en algunos municipios por la participación muchos candidatos “independientes”, la ausencia partidos locales, y el mayoriteo de mujeres y hombres con rostro y corazón nuevo contra la casta de políticos omnímodos, que lo mismo pasan de una secretaría a una curul, de una delegación federal-estatal, a presidencia municipal, de un podio deportivo a una senaduría (aunque en las planillas algunos logran colarse). Politiqueros de cepa que condicionan el apoyo a cambio de que el hijo/la hija o la pareja sentimental sea titular de una sindicatura, encabece la lista de regidurías o de perdida sea titular de cultura.
Este domingo 4 de junio llega a su fin la sarta de promesas –muchas de ellas inviables-, muestras de empatía, caminatas por lugares inhóspitos que nunca volverán a recorrer -sea que obtenga o no el triunfo-, falseamiento de imagen por vía del Photoshop, contaminación auditiva a través de los millones de spots, así como la irrupción de la cotidianidad con los mítines en la vía pública. Proceso electoral cargado de develaciones mediáticas, huevazos, acusaciones de montajes, emplazamientos pendencieros, proselitismo presidencial de López Obrador en suelo veracruzano con bonos de los diputados de la bancada de Morena, robo de boletas, más lo que se acumule en la semana.
Proceso electoral, por lo que toca a Xalapa, en el que dos mujeres, sin que medie experiencia partidista, política o de gestión municipal/estatal, se enfrentan contra seis hombres, que lo mismo han pasado por la secretaría de seguridad pública, presidencia de la Cámara de Comercio, la docencia y/o investigación universitaria, la administración de empresa familiar, liderazgo de colonias o grupos estudiantiles. Jornada en la que una mujer o un hombre, con la ayuda de promotores de votos, líderes de colonias o bajo coerción, minaron de promesas y esperanzas al mayor número de electores. Promesas muchas de ellas dichas en mítines multitudinarios o deja por escrito en volantes, dípticos o trípticos distribuidos por toda la ciudad; pero que, con la constancia de presidente municipal electos muchas de ellas pasarán a formar parte del anecdotario proselitista.
La jornada electoral del próximo domingo 4 de junio del que saldrá electo el próximo presidente de cada uno de los doscientos doce municipios del estado de Veracruz, tienen el agravante que después de más de setenta años, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) es oposición y no cuenta con todo el aparato de gobierno y los recursos para poner en marcha la maquinaria electoral, su estructura partidista está prácticamente desmantelada, y parte de su militancia ha sido encantada por otras corrientes políticas.
Por otro lado están los contendientes que con poca o nula experiencia en la administración pública, pero que por las actuales circunstancias, tiene un margen considerable de alzarse con el triunfo: uno porque está montado en el populismo de Andrés Manuel López Obrador, otra porque representa a la coalición en el poder; uno más porque aparentemente cuenta con el apoyo del magisterio y uno más porque estar respaldado por un ex gobernador, un ex presidente municipal y ex senador de la República.
El triunfo de un(a) y la derrota de los otros(as), dado el nuevo escenario, dependerá sí hay una amplia votación, sí los nuevos electores cumplen son su compromiso ciudadano, sí la movilización se realiza en tiempo y forma, sí los usos y costumbres operan con normalidad; pero principalmente si los promotores del voto no llevan línea para torcer los destinos de la “gratificación” que se destina para votar por el candidato, si no hay de último momento una contra orden para “cargar los dados” hacia el candidato menos favorecido.
La experiencia de las recientes elecciones, en las que se alzaron con el triunfo el candidato del PRD, Uriel Flores Aguayo, y el de Morena, Cuitláhuac García Jiménez, es una llamado a estar atentos al desarrollo de la elección en la capital de Veracruz; ver con lupa el rumbo que toma, en tanto que, aparentemente, no hay un “Fiel de la Balanza” que aporte millones de pesos para “convencer” a los votantes que crucen la boleta a favor de alguien en particular. De no existir una mano que mueva la cuna, esta elección marcará un hito en la historia política de Veracruz, y quizás del país. El/la candidato(a) triunfador(a) será un legítimo representante popular, y no, como hasta ahora un remedo de gobernante.
¡Vote!, participe, Veracruz, su familia, la paz social, el destierro de la corrupción, le necesita. Usted, tú, yo, y todos nosotros tenemos la gran oportunidad de decidir qué tipo de ciudad queremos, qué clases de servicios municipales nos merecemos, qué calidad de servidores públicos deseamos que administren nuestra riqueza. El presente/futuro de los doscientos municipios los decidirá el sufragio razonado que le otorgue al/la candidata(a) que usted considere el/la más honesto(a), responsable, inteligente, tolerante, conciliador(a), empático(a), solidario(a); mujer/hombre buena(o) que privilegia el diálogo antes que la confrontación, que pondera el bien común antes que los compromisos partidistas. ¡Vote! Veracruz lo necesita.
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