Ya deberíamos estar acostumbrados, o tal vez no deberíamos acostumbrarnos a ello, pero unos días antes de las elecciones suelen ocurrir actos violentos. Estos días nos traen a la memoria la golpiza que sufrieran jóvenes estudiantes en las inmediaciones de la sede del PRI estatal, donde resultaron lesionados alumnos de la Universidad Veracruzana.
Ahora surgen noticias de que en el sur balearon la camioneta del equipo de un candidato del PRI y luego el robo de boletas electorales. En su momento se decía que el partido en el gobierno utilizaba la estrategia del miedo para inhibir la intención de votar de los electores; eso se hacía porque al gobierno priista le convenía el abstencionismo, pues confiaba en el voto duro que todavía mantenía.
Si todo queda en estos hechos, que para un estado tan grande como Veracruz son pocos, pues no se podrá catalogar como estrategia del miedo, pero si los eventos de violencia se repiten en los días que vienen, entonces sí, pensaremos que a alguien le conviene general un ambiente de miedo; pero, ¿a quién?
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