¿Qué impulso a esta clase de jóvenes a ser hijos de la maledicencia? ¿Desde dónde actúan? ¿Quién les paga? ¿Les gusta el estilo de vida que tienen, ahí, en los sótanos de la vergüenza, en las mazmorras de la imbecilidad? Los troles se han convertido en un ejército que quiere inclinar la balanza a favor de un gobierno corrupto.
Su fuerza radica en su capacidad para provocar, para originar respuesta. Entre más se discuta con ellos, más se fortalecen. El antídoto contra un trol es ignorarlo. Pero las redes sociales están llenan de reaccionarios, y ante sus provocaciones, muchos reaccionan. Eso les sigue dando vida.