Perfiles, parámetros e indicadores para los candidatos

Elecciones FOTO: WEB
- en Opinión

Sabino Cruz V. / El pasado 15 de mayo se celebró, como hace casi cien años (3 de diciembre de 1917) el día del maestro/maestra para “que se pongan de relieve la importancia y nobleza del papel social del maestro”. Evento que, como cada año, se organizaron eventos masivos en donde el gobernante en turno, de los tres niveles de gobierno, sin modificar un ápice su guion, entrega reconocimientos y reitera su compromiso con la causa magisterial, la búsqueda a solución de añejas demandas, así como la arenga de promesas que nunca cumplirá. Con la salvedad de que en este año se sumaron a los festejos candidatos a presidencias municipales, regidurías, sindicaturas y gubernaturas de los cuatro Estados que este año renuevan sus cargos de elección popular.

A propósito de la fecha, y haciendo una analogía con el perfil, parámetros e indicadores establecidos por la Secretaría de Educación Pública, el Servicio Profesional Docente y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, así como el proceso de evaluación que desde el año 2013 se ven sujeto los docentes, que deben cubrir para ser considerados docentes idóneos, capaces de generar procesos cognitivos efectivos en los educandos, que les permita alcanzar un pleno desarrollo intelectual, psicosocial y laboral; que para el caso de los gobernantes es o debería ser el proporcionar bienestar para todos, sin que medien siglas e ideologías partidistas, algo parecido debería aplicárseles.

Si para ingresar, permanecer y/ o promover en el servicio educativo, es requisito mostrar, mediante pruebas escritas, entre otras cosas, ser un docente idóneo que conoce a sus alumnos, sabe cómo aprenden y lo que deben aprender; que organiza y evalúa el trabajo educativo y realiza una intervención didáctica pertinente; que se reconoce como profesional que mejora continuamente para apoyar a los alumnos en su aprendizaje; los mismo se esperaría de los aspirantes al servicio público, séase candidatos, secretario de despacho, director general, jefe de departamento, etcétera.

Candidat@ que siente el llamado del “pueblo” para atender-resolver-evitar los problemas que surgen por el desgaste de las relaciones y pasiones del día a día, también como el profesor frente a grupo debería mostrar, mediante examen poligráfico, que conoce las entrañas orográficas de la región a la que aspiran gobernar, así como a las diferentes corporaciones de facinerosos líderes sindicales, religiosos o magisteriales, presidentes de cámara, barras o asociaciones que le rodaran; aportar pruebas fehacientes en experiencia de gestión, administración, seguimiento y evaluación de proyectos con imparto social.

Dejar testimonio por escrito, y con testigos de calidad, que sabe identificar y controlar sus emociones; que es capaz de construir consensos, acuerdos, alianzas, sobre la base de la legitimación, respeto del otro/los otros, y no la coerción, el chantaje o el soborno; que pondera el diálogo por encima de hormonas y feromonas; que es hábil en el manejo de crisis naturales, políticas, sociales, económicas; pero sobre todo que ponga en prenda su honestidad y honorabilidad.

A más/menos dos semanas que veracruzanos y naturalizados elijamos a los doscientos doce alcaldes que por mil cuatrocientos sesenta días administraran la riqueza material, humana y espiritual de esta Entidad, la invitación es para ser más escrúpulo con la asignación del sufragio, de no dejarse engañar nuevamente con discursos electoreros de más empleos, desarrollo industrial, combate a la delincuencia, vivienda digna, educación de calidad, alumbrado público, cobertura universal de salud.

Gestionar el presente/fututo de millones de paisanos, es una responsabilidad que va más allá de representar la alternancia, el cambio generacional, la “limpieza de manos”, el “no mentir, no robar y no traicionar la pueblo”, la simple oposición al estado actual; ser electo munícipe, cómo ser docente frente a grupo, va de por medio no solo el desarrollo neuroemocional y socioafectivo del individuo, sino también la estabilidad económica, política, religiosa, cultural e incluso reproductiva de muchas generaciones.

Errare humanum est, perseverare autem diabolicum” [Errar humano es humano, preservar diabólico] lo dijo Séneca hace varios siglos, en descarga de nuestra propensión a equivocarnos, sin que por esto se justifique caer en la misma equivocación. Solo el que conoce las entrañas del Leviatán (república o Estado), el haber salido inmaculado, y que no haya sucumbido a las tentaciones del poder, tiene altas probabilidades rodearse de hombres y mujeres que entregarán buenos resultados. La sabiduría, como lo señala Thomas Hobbes  no la dan ni los libros, ni los gradados académicos, sino el trato con los hombres, el trabajo constante en contra de las injusticias y a favor de las causas sociales. Erra no solo aquel que vota por la continuidad, sino también aquel que busca el cambio solo por cambiar.

En lo que corresponde a Xalapa, las posibilidades de cometer los mismos errores, son muy altas: unos porque quieren sacar a los que llevan años gobernando; otros porque prefieren malo conocido que bueno por conocer. Al final de la jornada electoral unos se levantarán con la victoria, mientras otros llevarán sobre sus hombros, por el resto de sus días, la pesada carga de la derrota. Sin embargo, el gran perdedor/ganador seremos todos si no tomamos con más seriedad y compromiso el ceder/negar el voto al/la candidata(a). Este 4 de junio en Veracruz se juega el futuro de Veracruz.

Todos los derechos reservados. Este material no puede ser publicado, reescrito o distribuido sin autorización.

Comentarios

Deja un comentario