Están combatiendo a los llamados huachicoleros, los que roban combustible de los ductos de Pemex. A algunos ya los están matando y ellos se resisten, como si fueran un ejército, que exige lo dejen explotar ese recurso, pues sienten que les pertenece. Seguramente ya han agarrado a muchos robaductos, gente que con cubetas que iba y llenaba los bidones de los que sacan el mayor provecho de esta ordeña.
Tal vez agarren a algún líder, algún trailero o hasta algún presidente municipal que solapaba el robo. Pero a los verdaderos ladrones, los que pertenecen a la empresa paraestatal, los que pertenecen al sindicato de Romero Deschamps, los que pertenecen al Gobierno estatal, los que pertenecen al gobierno de Peña Nieto, los mismos gasolineros que son los que compran el combustible robado, a ninguno de esos van a agarrar, porque esos tienen amparo de impunidad.
Los huachicoleros sólo son un sacrificio propiciatorio para que se calme la opinión pública, pero los que se han enriquecido con los miles de millones de pesos que deja el robo de combustible, esos van a depositar su dinero en Mónaco, o en las Islas Caimán como Humberto Moreira.
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