Mussio Cárdenas Arellano /
* Lenguaje de ínfimo nivel * “No manches Yunes”: AMLO * “No le saques lagarto”: MAYL * Paco Bastar, el “cuñado incómodo” * Líos judiciales del candidato de Morena * Vasconcelos desdeña el debate * Eva Cadena recibe notificación del INE * Wong, a Transporte Público * El barbaján de La Amenaza
Aturde el poder y devora a quienes viven de él y en él, a un Yunes y a un Peje López Obrador con lenguaje vulgar y soez, el gobernador que llama “lagarto” al líder de Morena y el cuasi presidente de México respondiendo que aquel es un “ladrón”.
¡Qué finos son estos dos!
Infame, pues, la disputa en las alturas, gobernando y aspirando a gobernar, no los estadistas, sino los de espíritu de pandilla, convertido Veracruz en escenario de conflicto político y en el set del agravio personal, mientras sus problemas crecen, la violencia aumenta, la economía se estanca y el futuro se extingue.
Rijosos los dos, Miguel Ángel Yunes Linares y Andrés Manuel López Obrador, vuelven a escenificar su duelo particular que ya cansa, ahora en su peor nivel verbal.
Yunes había empedrado el suelo por el que andaría López Obrador. Un día antes de su llegada a Veracruz, el miércoles 10, lo confrontó con el caso Palmaritos, el poblado de Puebla donde se registró un enfrentamiento entre chupaductos y militares, donde un civil lanza tres disparos y mata a un soldado por la espalda, y otro civil es ejecutado cuando se halla en el suelo, descargando el soldado su arma, captado en videos que desataron una tormenta sobre la Secretaría de la Defensa Nacional.
AMLO definió al civil muerto como un campesino aunque hay evidencia que se trataba de un personaje vinculado a las bandas que roban combustible, los llamados huachicoleros.
“Es absolutamente falso —increpó Yunes Linares—; no es un campesino, es un delincuente organizado que portaba armas de alto poder, chalecos contra balas y que había asesinado por la espalda a un soldado”.
Arremetió el gobernador:
“López Obrador pidió también que el Ejército y la Marina se retiraran de las tareas de seguridad pública; es decir, López Obrador está aliado con la delincuencia organizada y quiere facilitarle el camino a la delincuencia organizada, retirando de las calles al Ejército y a la Marina”.
Y le llama desequilibrado:
“Esto deja muy en claro —agrega Yunes— el vínculo entre López Obrador y la delincuencia organizada”.
AMLO viene a Veracruz e invariablemente tilda a Yunes de “ladrón”, o de encabezar la “monarquía de la moronga azul” por pretender que su hijo Fernando Yunes Márquez sea alcalde de Veracruz.
Lo vincula a la “mafia del poder”. Le llama “corrupto”. Dice que está acreditado que cometió un fraude a su paso por el ISSSTE en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa. Y que su enriquecimiento está condensado en la carpeta azul que contiene las denuncias contra el gobernador de Veracruz. Se trata de las acusaciones que en su momento interpuso el ex gobernador Javier Duarte. Y por eso Yunes azul le imputa que AMLO y Duarte son harina del mismo costal.
El sábado 13, Yunes volvió a retarlo. Lo conminó a encontrarse en Córdoba un día después y le envió las preguntas a contestar. Seis tenían filo:
“¿Por qué agrede López Obrador a las Fuerzas Armadas, especialmente al Ejército y a la Marina?
“¿Por qué defiende a los huachicoleros, a los que roban combustible?
“Ha dicho que la seguridad pública se resolverá sentando a la mesa a todos los actores que participan en el problema. Le pregunto si va a sentar también a la mesa a los cárteles de la delincuencia organizada.
“Le pregunto si recibe dinero de la delincuencia organizada para sus actividades públicas y privadas.
“Le pregunto ¿Cuántas recaudadoras además de Eva Cadena y Delfina Gómez tiene? Tiene varias más, las voy a dar a conocer.
“Le pregunto por último ¿Cuánto le dio Javier Duarte para la campaña de 2016? y ¿Cuánto le dio en años anteriores?”.
Y luego la finura de Yunes:
“Espero que no le saque. ¡No le saques López Obrador! ¡No le saques lagarto!”
AMLO responde, también sin glamour, aludiendo al escándalo de los videos en que la diputada de Morena por el distrito Coatzacoalcos Rural, el de Las Choapas, Eva Cadena Sandoval, aparece recibiendo fajos de billetes, presuntamente para el pejepartido y su líder.
Acusa el Dios Peje:
“Pero no conforme con eso, Miguel Ángel Yunes ordenó a Peña que difundieran estos videos. Además, comenzó a decir que yo defendí a Duarte porque me daba dinero, 2 millones de pesos mensuales de moche, pero yo no conozco a Duarte; él sí. El exgobernador es igual de corrupto que el actual”.
Y luego acotó:
“No manches Yunes. Ayer me reta a un debate, pero si me reúno con él me roba la cartera, es muy ladrón; esto no lo digo sólo para responderle a Yunes, sino para que nos demos cuenta del contubernio que hay arriba en la mafia del poder”.
AMLO y Yunes viven su propia guerra, dirimiendo en Veracruz su lucha y mostrando su fuerza. Lo hacen con el peor de los lenguajes, sin altura de miras, recurriendo al agravio y a la descalificación.
Son estadistas-ficción, diría Salinas de Gortari.
AMLO y su obsesión con la mafia en el poder y Yunes obsesionado con reventar al Peje en Veracruz.
México y Veracruz confrontan mil dilemas, la inseguridad, la quiebra de los estados, la desigualdad, el encono socia, la corrupción. Y ellos se enfrascan en su guerra verbal.
Yunes hereda una violencia aterradora, los muertos del crimen organizado, la complicidad policíaca, la mano de Javier Duarte, y la de Arturo Bermúdez, y la del ex fiscal Luis Ángel Bravo.
Veracruz es, como dijera el sacerdote Alejandro Solalinde, un cementerio monumental. Yacen en sus fosas clandestinas los cuerpos de migrantes. Yacen también los de quienes se implicaron con los cárteles. Yacen también los restos de los inocentes.
Hubo que lanzar, pues, una oferta política: que en cosa de 60 días acabaría con la inseguridad, que traería la paz, que confrontaría a los criminales con la justicia, desentrañando la verdad, haciendo pagar al duartismo por coludirse con los cárteles de la droga, el secuestro y la extorsión. Y no cumplió.
Ofrecía el rescate financiero de Veracruz, reordenando la economía, saldando deuda, pagando a empresarios y contratistas, impulsando la producción, el ingreso y la inversión. Y todo queda en palabra incumplida.
López Obrador genera una expectativa que va más allá de lo que hasta ahora ha podido mostrar y decir. Busca la igualdad y excluye a quienes no razonan como él.
Son 18 años con el mismo rollo. En 18 años ha construido su plataforma política sobre la base del combate a la corrupción, la mafia en el poder que se come al país.
Pero su discurso no varía. Lo expresa así en 2006, lo recicla en 2012 y lo remasteriza hacia la elección de 2018.
En 2006 hablaba de la mafia en el poder y en 2017 sigue hablando de la mafia en el poder.
En 2006 era Salinas el caudillo de los corruptos y en 2017 permanece Salinas como el gran capo nacional.
Sabe Yunes que parar al Dios Peje en Veracruz, impedir que se lleve más de 100 alcaldías y por encima de todo Xalapa y Coatzacoalcos, donde puntea en la intención de voto, es fracturar el sueño presidencial de López Obrador.
Sabe el Peje que Veracruz y el Estado de México definen estar o no estar, enfilarse al gobierno de México o dar por concluido proyecto. Ganar Veracruz, o por lo menos Coatzacoalcos y Xalapa, es hincar a la mafia en el poder.
Pero la lucha se degrada, el lenguaje se vulgariza, el adjetivo se vuelve soez. Dice el Dios Peje que no acude al debate al que lo reta Yunes porque es “ladrón” y le roba la cartera. Increpa Yunes azul a López Obrador, el “lagarto”.
Así de finos los dos.
AMLO es AMLO y no va a cambiar.
Yunes es Yunes y así va a seguir.
Viven la locura del poder.
Archivo muerto
Francisco Bastar es, en una frase, el “cuñado incómodo”. Su historia va de la mano de la audacia y el tesón, la riqueza efímera y escándalo judicial, el contratista burlado y los días a la sombra. Sería cosa menor si no se tratara del flamante cuñado del candidato de Morena a la alcaldía de Coatzacoalcos, Víctor Manuel Carranza Rosaldo. Y sería irrelevante si no existiera por lo menos un caso en que ambos fueron llamados por la justicia. Sábese que el “cuñado incómodo” ya realizó un intento por llegar a la alcaldía de Coatzacoalcos, en 2004, cuando le coordinó la campaña a Rodolfo de la Guardia Cueto, candidato del PRD, que le abrió las puertas de la presidencia municipal a Iván Hillman Chapoy. Hoy, Bastar y Hillman se mueven en torno a Morena. Una que otra ocasión, Paco Bastar Peregrino paró en la cárcel. Conoció ahí a los amigos y a los falsos amigos, a un Leopoldo Zea Salas, periodista ya fallecido, autor de “Mi Metralleta Olivetti”, que iba a menudo a saludarlo y llevarle lo que requería, y a los que viéndolo hundido, lo hundieron más. Netflix no dudaría en grabar su paso por la vida, sobre todo en la vida de un contratista de Chiapas que no puede olvidar el daño sufrido, . Y ahora a las puertas de la alcaldía… Carlos Vasconcelos no asistirá al debate de candidatos a la alcaldía de Coatzacoalcos, a celebrarse este lunes 15. Lo suyo, dice el líder cetemista, son los hechos, no las promesas, no los proyectos. Lo suyo son las despensas y la ayuda médica a los olvidados. Sí, pero desdeñar un debate es un error mayúsculo. Resta puntos. Frena cualquier avance en la intención de voto. Confrontarán su oferta política Víctor Manuel Carranza Rosaldo, de Movimiento de Regeneración Nacional, y Jesús Moreno Delgado, de PAN-PRD, y los partidos menores, cuya votación será marginal, anecdótica, sin posibilidad alguna de alcanzar siquiera una regiduría en el próximo cabildo. Será, la del 4 de junio, una elección de tres tercios, Morena aún con ventaja pero cayendo y se prevé que obtenga el 30 por ciento de los votos; PAN-PRD y PRI-PVEM van a la zaga, intentando sumar cinco puntos para lograr el empate técnico o superar por ligeramente al partido de López Obrador. Debe haber valorado el priista Carlos Vasconcelos qué es más dañino: los puntos que se pierden por no debatir o la caída que provoca el sacadero de trapos sucios, el pasado oscuro, la historia no contada pero que escandaliza. Ahí, por si Vasconcelos no lo ponderó bien, todos pierden, sea Carranza, Moreno, Yunis, Escobedo. Ni quién tire la primera piedra… Eva Cadena no huyó ni lo hará. Se hallaba el viernes 12, a eso de las 7:58 de la noche, en su oficina del Congreso de Veracruz cuando llegó una notificadora del Instituto Nacional Electoral a entregarle el documento con que se le requiere para que acuda a explicar el origen, manejo y destino del dinero con que se le ve en los videos difundidos por el periódico El Universal entre el 24 de abril y el 2 de mayo. No se sabe si este martes 16 tomará parte en la sesión del Congreso y de ser así, cómo capoteará a los medios de comunicación, el embate de los legisladores de Morena, el morbo de la sociedad. Trasciende que Eva Cadena, ex candidata a la alcaldía de Las Choapas, luego que Morena la forzara a renunciar a su aspiración por el escándalo, dispone de información que cimbrará al cuartel de mando de Andrés Manuel López Obrador. Algo comienza a apestar y eso que aún falta un año para la elección presidencial… Alejandro Wong Hernández es el nuevo delegado de Transporte Público del gobierno de Veracruz en la región sur. Había sido promovido para otros cargos pero finalmente se le dio la complicada delegación, sustituyendo a Víctor Reyes Pozos. Wong Hernández, hijo del ex regidor perredista Alejandro Wong Ramos, enfrentó el embate de sectores panistas que vienen acaparando cargos dentro de la administración yunista azul. Llega a propuesta del secretario de Gobierno, Rogelio Franco Castán, y como parte de los acuerdos con el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares… ¿Quién es ese barbaján que se mueve en el entorno de Carlos Vasconcelos, que vocifera y maltrata periodistas, o dueños de medios de comunicación, cuya única intención es acordar una charla o entrevista con el candidato del PRI? Una pista: sus iniciales son D y C…
Comentarios