Otro punto interesante sobre lo que está sucediendo en Puebla sobre el tema de los huachicoleros es el sentir de parte de la población. Se ha visto que en Puebla hay poblaciones que ven normal el robo de combustible y la venta del combustible robado. Las personas entrevistadas sobre la intervención del Ejército en esa zona ven como injusta esa acción.
Muchos de los pobladores no entienden que hay un delito en el robo de combustible, aunque para ellos sea un negocio que les deja utilidad y los ayuda a sobrevivir. Lloran a sus muertos, los que se enfrentaron al Ejército, como a mártires. A pesar del conflicto, a pesar de la intervención del Ejército, todavía recorren las carreteras y las calles de las ciudades camionetas con enormes bidones llenos de gasolina.
Andan a la vista de todos, como si llevaran abarrotes o ganado, como si no estuvieran cometiendo un delito. Se podría deducir que esta conducta de algunos pobladores es el reflejo de un país donde desde las altas esferas también se ve el robo y la corrupción como algo normal; el delito en las altas esferas de la política se soslaya y se tolera.
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