Uno de los ofendidos fue el renunciante diputado Sebastián Reyes Arellano, el mismo que se guardaba los platos del restaurante y se los llevaba para su casa; el mismo que se encadenó en el Congreso y le volaron su celular de 300 pesos.
Otro que también se molestó por las declaraciones fue el diputado Sergio Rodríguez Cortés, el mismo que apareció en paños menores en una cama, contando y oliendo el aroma de los billetes; el mismo que apareció en tremenda francachela presumiendo a las damas que le acompañaban que tenía a dos exgobernadores en sus manos.
Pero el que no se midió fue el cachorro de Juan Nicolás Callejas Arroyo, por cierto presidente de la anterior junta de coordinación política, misma que le aprobó con los pantalones abajo todas las ocurrencias al inquilino del penal de Matamoros, en Guatemala.
El coordinador del Grupo Legislativo del PRI, Juan Nicolás Callejas Roldán, a nombre de todos los integrantes de su bancada, rechazó de forma categórica las declaraciones emitidas por el Fiscal General del Estado, Jorge Winckler Ortiz, en contra de los integrantes del poder legislativo, y lamentó la expresión utilizada para referirse a los diputados locales. Por favor, que piel tan sensible tienen estos diputados, que alguien les diga que en política hay que tragarse los sapos sin hacer gestos.