Hace cinco años estábamos grabando en la Casa del Lago, lo que antes era la Casa de Artesanías en El Dique, el programa de Jorge Saldaña. La Feria del Libro de la UV nos había invitado para trasmitir el programa en vivo desde las instalaciones de la feria. En ese momento entró un mensaje a mi teléfono móvil, habían asesinado a Regina Martínez, la corresponsal de la revista Proceso.
De inmediato una inquietud me asaltó. Dos días antes yo había tenido un desencuentro con Reynaldo Escobar, quien fuera el primer procurador del sexenio de Javier Duarte. En una reunión con la organización de Otero Ciudadano le había reprochado sus dichos en entrevista con Rogelio Pano donde aseguraba que, si una persona hablaba mal de Veracruz, era enemigo de Veracruz. Reynaldo ya no era procurador, era candidato del PRI a la diputación federal. Esa mañana encaré a Reynaldo y le dije que no me sentía seguro cuando una persona como él, que había sido procurador, afirmaba esos dichos.
Habían asesinado a Regina Martínez y a todos nos quedaba claro que había sido por su trabajo periodístico. Los primeros nombres que nos surgieron en la mente, y no los estoy acusando, pero qué quieren, fueron los primeros nombres que nos vinieron a la mente: Reynaldo Escobar y Alejandro Montano. Las últimas investigaciones de Regina Martínez apuntaban hacia estos dos personajes.
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