Por cierto, ni los presos de Guatemala, muchos de ellos integrantes de los Mara Salvatruchas, soportan el hedor a corrupción y codicia de Javier Duarte. Y es que cuando Duarte se dirigía a la audiencia, los mismos presos le gritaron «hijo de la gran puta». Y mire que no es poca cosa que los “Maras”, que son unos hijos de puta, le hayan gritado eso a Duarte.
Es como si Cuauhtémoc Blanco nos gritara nacos; es como si Calderón nos gritara asesinos; es como si Peña Nieto nos gritara corruptos. Incluso uno de los fotógrafos que se encontraban en ese lugar, ya cerca de la sala de audiencias, intentó darle un zape a Javier Duarte.
Pero con nada se compensa, ni por muchas humillaciones que reciba el exgobernador, el daño que éste le causó a Veracruz. Duarte fue un corrupto, codicioso, ladrón, mitómano, arrogante, engreído, desquiciado; sí, en pocas palabras Duarte fue un hijo de la gran puta.
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