La expresión «en la cama y en la cárcel se conoce a los amigos», surgida de un refrán, se utiliza para hacer referencia a que sólo los verdaderos amigos nos acompañarán cuando enfermemos o cuando por alguna razón caigamos en la cárcel, pues sólo de esta forma sabremos a quién le importamos y con quién podemos contar.
En el caso de Javier Duarte ya se dio cuenta que nunca fue bien amado por su gabinete; todos, o la gran mayoría, que disfrutó de la «plenitud el pinche poder» le han dado la espalda. Ninguno hace declaraciones a favor de él. No han salido a pedir justicia para el “amigo” en desgracia.
Dónde esta Gina Domínguez, Alberto Silva, Jorge Carvallo, Tarek Abdalá, Juan Antonio Nemi Dib, Gabriel Deantes Ramos, Leticia Perlasca Núñez, Fernando Aguilera de Hombre, Reynaldo Escobar Pérez o Amadeo Flores Espinosa. Ninguno se ha manifestado a favor del nuevamente regordete exgobernador.
Dónde está la amistad y la solidaridad que pregonaron mientras cobraban jugosas quincenas con su “amigo del alma”. Seguramente andan muy ocupados tramitando su propio amparo, ya que a como están las cosas, lo más seguro es que el agua les llegue a los aparejos.
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