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El hijo quiere ser gobernador

Jorge Flores Martínez / Algunas personas cuando me ven no pierden un instante para reclamarme la situación actual del gobierno, no dudan en decirme, “¡mira tu gobierno, estamos peor que antes!”, solo los miro con cortesía y les dirijo una mueca con la intención de ser sonrisa.

Me gustaría expresarles en cada ocasión que me reclaman que, en primer lugar, no se trata de mi gobierno, si fuera mío, seguramente las cosas estarían peor; se trata del gobierno que elegimos la mayoría de los veracruzanos. En segundo lugar, no estamos peor que antes y, creo estamos lejos de estarlo; es como cuando vamos al médico porque nos sentimos mal y éste, después de análisis y pruebas, nos diagnostica cáncer, una vez que tengamos claro nuestro mal, no vamos a estar peor que antes, ni más enfermos, solo vamos a tener claro qué tenemos y qué requerimos para curarnos, lo mismo sucede en nuestro estado en este momento.

No falta quien me dice con más atrevimiento “¡ya estarás contento!, mira como estamos con Yunes”; a ellos les digo que mucho es gracias a la fidelidad-próspera y que me hubiera encantado su postura crítica cuando esto apenas iniciaba, ahora de poco sirve. Solo resta recordar que los que ahora le hacen corte de caja a este gobierno, en las pasadas administraciones se referían a Duarte como su jefe político y excelente administrador, absteniéndose durante toda la fidelidad-próspera de cualquier crítica por tímida que fuera.

Pero si en lugar de reclamar, preguntaran mi opinión, yo les podría decir que no estoy contento y que falta mucho para estarlo; se han presentado algunas circunstancias que no me parecen correctas, como títulos exprés, apoyos a candidatos impresentables, licitaciones poco claras en salud, uso de aeronaves para fines partidistas por miembros del gabinete, liberación de delincuentes y otras linduras más.

Todo lo anterior me decepciona, pero aún no me intranquiliza, ya que han sido cubiertas y plenamente evidenciadas como un grave error de conducta ética de los funcionarios públicos, y muchos de estos casos se encuentran todavía en la agenda pública de nuestro estado.

En lo que se refiere a la seguridad en Veracruz, ya van poco más de cuatro meses de esta administración y el crimen parece desatado e incontrolable; y me pregunto si acaso no será que todavía desde Pacho o desde las Lomas de Chapultepec se pueden mover los hilos del crimen en el estado; es del mínimo análisis prever quienes resultan lo más beneficiados de dejar a Veracruz en llamas.

No es justificación, pero en lo personal lo considero mi gobierno porque voté por él, además se tiene que recordar las opciones que existían en ese momento, se trataban de verdaderos títeres con intereses inconfesables o burdas intentonas de reventar el proceso electoral. Además, es indispensable apuntar que siempre, por lo menos en mi caso, se trató de construir una normalidad democrática que transitara por la alternancia en el gobierno. No hubo y no hay otro interés.

Estas mismas personas que injustamente me reclaman la actuación de la actual administración, me insisten en que todo parece encaminado a preparar el escenario para que el hijo sea el próximo gobernador. Pues atendiendo esa premisa, así es, todo parece obedecer que se están preparando las condiciones para que eso suceda, solo falta definir el hijo de quién.

Los proyectos transexenales siempre me han parecido una tontería, sus resultados siempre obedecen más a circunstancias no previstas que al malévolo plan implementado. Salinas de Gortari tejió un plan genial que abarcaba cuatro sexenios y con tan solo dos balas mataron a su candidato y destruyeron por completo sus pretensiones. Fidel Herrera construyó todo un andamiaje para mantenerse en el poder con sus niños fieles, y le resultó en una primera etapa, porque el presidente no era del PRI; cuando todo indicaba que el plan se podía consumar, no contó con que Javier no pasó cuentas claras al centro de todo el saqueo cometido.

Cuando me hablan de estos planes transexenales, pienso que tienen sobrestimadas las capacidades de nuestros gobernantes, si no pueden establecer y mantener planes a corto y mediano plazo, pues menos transexenales. Me dan ganas de contestarles “¡por favor!, no ves que gobiernan al día”.

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