Pero entre este grupo cercano a Javier Duarte también estaban sus subordinados, esos a quienes ponía, o dejaba en un puesto, para que obedecieran sus órdenes. Entre esos estaba Mauricio Audirac, Carlos Aguirre, Tarek Abdalá y Francisco Valencia. Esos tipos, y otros más, fueron operadores de Javier Duarte, fueron el canal por donde fluía el dinero para los negocios particulares del entonces gobernador.
Por supuesto Duarte sabía que no se le podía poner bozal al buey cuando trilla, de tal manera que permitió que estos tipos también se enriquecieran. En el caso de Carlos Aguirre su vida de lujos se volcó hasta la madre patria donde se compró un palco para su familia y amigos en el estadio Santiago Bernabéu. Las fiestas de sus hijas contaban con la actuación de Belinda o Ximena Sariñana; la de los adultos con Magarita “la diosa de la cumbia”.
La esposa hacía varios viajes a la semana para ir a la Ciudad de México al salón de belleza o a comprar en las mejores tiendas a la manera de Karime Macías. Los empleados de la casa de Carlos Aguirre estaban en la nómina de Sefiplan, lo mismo que amigos y familiares. Gracias a sujetos como éste, mucho del dinero que se robaron en Veracruz no podrá ser recuperado, porque ellos lo dilapidaron. Conociendo todo esto, ¿cómo es posible que lo dejaran escapar?
Comentarios