Justo una semana después del asesinato del periodista cordobés Ricardo Monlui, la Comisión Estatal para la Atención y Protección a Periodistas (CEAPP) despertó de su modorra y ya cerca de la quincena los miembros de esta inexistente comisión se acordaron que deberían desquitar el sueldo. Ahora se les ha ocurrido reabrir los casos de asesinato de Regina Martínez, Moisés Sánchez y Anabel Flores.
Seguramente ellos si encontrarán a los verdaderos responsables y harán justicia. Como ya lo hemos comentado con anterioridad, la CEAPP, por muy buenas intenciones que tenga, poco puede hacer para conseguir que los periodistas trabajen en condiciones de completa seguridad.
Por supuesto que no es culpa de la CEAPP, sin embargo, sí valdría analizar qué tan útil es una comisión que sólo sirve para dar asesoría a los demandados, consuelo a los deudos, consejo a los agredidos y café en los velorios.
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