Armando Ortiz / ¿Cuándo los que apoyan al Colectivo Solecito piden diálogo y trato digno, es sólo por parte de la Fiscalía, o eso de diálogo y trato digno también los incluye a ellos? Lo preguntamos porque en el video que se grabó de una reunión que se tuviera con Roberto Campa y el Fiscal Jorge Winckler, quienes no parecían dialogar eran los del colectivo; quienes no daban trato digno eran los del colectivo. Para empezar, no debieron tomar las instalaciones de la Fiscalía y menos dejarse asesorar por la abogada que día antes estuvo defendiendo a Bermúdez Zurita, uno de los funcionarios más señalado por los delitos de secuestro y asesinato. La solicitud de diálogo, la exigencia de diálogo que hacen estos colectivos y las personas que los apoyan es válida, es correcta y se espera por parte de la Fiscalía que se les otorgue ese diálogo y ese trato digno a quienes han sufrido por ser víctimas. Sin embargo, esa solicitud se desvirtúa si lo primero que hacen cuando se ponen a dialogar es gritar, gritar y gritar. Por cierto, esta vez asesórense por un abogado que no esté defendiendo a un delincuente acusado de haber asesinado a sus propios hijos.
Senadora panista confunde a Héctor con Miguel Ángel; Héctor preferiría que lo confundieran con Javier
Ay Héctor, Héctor, tan ha dejado de ser relevante que ya hasta sus compañeros en el Senado se están olvidando de su nombre. Y es que, en una reunión de la Junta de Coordinación Política del senado, a la hora de que la senadora panista Pilar Ortega le cediera la palabra al senador Veracruzano, lo presentó como Miguel Ángel. Héctor Yunes puso la misma cara que el día que Javier Duarte le regaló una caña de pescar. Héctor, que ya se siente un político perseguido por su primo hermano, ahora tiene que aguantar que hasta lo confundan con él. A como van las cosas, y si es que al PAN se le dan las cosas, Héctor Yunes tendrá que soportar más confusiones de esas. A ver si un día en lugar de decirle Héctor no lo llaman Javier. Por supuesto eso no le ha de doler mucho, y es que después de todo el pregonó en su momento: “Javier Duarte es mi jefe político”.
Felipe Calderón pide cárcel para el ladrón del jersey; mira la paja en ojo ajeno…
Ese es Felipe Calderón, el que se rasga las vestiduras ante un hecho vergonzoso como el robo de un jersey al quarterback de los Patriotas en el Super Bowl, pero que nunca hizo nada por corregir a uno sólo de los ladrones que anduvieron con él en su gobierno. Calderón pide cárcel para el ladrón, a sabiendas de que el mismo es un ladrón, un político que hizo del “haiga sido como haiga sido” una norma institucional para llegar a presidente de la República. Se robó una elección y entregó la presidencia a un candidato que no merece gobernar este país. Calderón es como los fariseos de los que hablaba Jesús en su sermón del monte, de esos que limpiaban la copa por fuera pero que por dentro no les importa la inmundicia que contiene; de esos que miran la paja en el ojo ajeno pero que no les importa la viga que cargan en su mirada. Ese cinismo enfermizo es el que está contagiando a su esposa, quien aspira a ser presidenta de México. Seguramente ella está dispuesta también a obtener la presidencia al “haiga sido como haiga sido”.
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