Y es que el mismo tipo que ahora se victimiza lo reconoce en la carta que envía a la Secretaría de Gobernación: «La CEAPP a periodistas me retiro las medidas cautelares, desde que llego el gobierno de Miguel Ángel Yunes, desde que entro en funciones la nueva administración de la CEAPP, me fueron retirados los elementos que custodiaban a mi familia y a mi persona» (sic).
Sabíamos que los amigos de Javier Duarte, como los del periódico AZ y como el dueño del Buen Tono tenían escoltas pagadas para su custodia; pero también sabíamos de mercenarios que gozaban de privilegios y que vivían temporadas enteras en el Hotel Xalapa, todo gracias a la recomendación de la CEAPP. Todo lo anterior nos sigue dando muestra de para qué realmente servía la CEAPP. Mientras los periodistas críticos tomaban sus propias precauciones, mientras arriesgaban su integridad física y seguían publicando sobre el desastre financiero y el saqueo que ahora ya es evidente, los mercenarios de la información gozaban, gracias a la CEAPP, de protección.