Cerrar los ojos a la realidad en lo referente a las fosas clandestinas de Colinas de Santa Fe, en el Puerto de Veracruz y del Puerto de Alvarado, es como negar que algo está pasando en Veracruz. Es un hecho que la mayoría de las víctimas han estado relacionados con ilícitos o son bajas del ajuste de cuentas entre cárteles que se quieren acomodar en el estado, sin embargo, su identificación también es necesaria.
El reclamo de las organizaciones de familiares de las víctimas es justo y están en su derecho de exigir información y de contar con las facilidades para localizar los cuerpos de los desaparecidos, sean culpables de un ilícito o sean verdaderamente víctimas inocentes. Sin embargo, aunque las cifras son escandalosamente altas, se habla de más de 250 cuerpos en las últimas fechas, no se debe de olvidar que éstos fueron ejecutados en su mayoría durante el fidelato y el duartismo.
El Fiscal General del Estado, Jorge Winckler, adelanta que no existen los suficientes elementos y recursos para poder atender las cantidades que se han presentado. Existe la posibilidad de solicitar ayuda internacional para efectuar un trabajo especializado. Las administraciones anteriores hicieron lo que les dio su gana, existen archivos manoseados y pruebas de ADN que no resultan 100 por ciento confiables. Así que la Fiscalía no sólo tiene que lidiar con las inquietudes y peticiones de las organizaciones de los familiares, sino también con la falta de recursos.
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