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Callejas Roldán ríe en el Congreso por la no reestructuración de la deuda de los amigos de su padre; el que ríe al último, ríe mejor

Después de la negativa de los diputados del PRI para reestructurar la deuda que nos heredaron los peores gobernadores priistas, podemos concluir que el rencor y el enfado profundo por la derrota en las urnas siguen vivos en el corazón de los priistas. El PRI no le perdona a Yunes Linares que les haya arrebatado la gubernatura. Es mentira que a la bancada priista en el Congreso del Estado le preocupen sus presidentes municipales, les preocupan sus prebendas y reacomodos.

Este comportamiento ególatra y protagonista de los diputados del PRI ya se esperaba. La bancada priista tiene un resentimiento arraigado que desequilibra y enferma su cuerpo su mente. El origen del rencor puede deberse a varias razones, en el caso del coordinador del PRI, Juan Nicolás Callejas Roldán, no le perdona a Yunes Linares que haya corrido a su propia hermana de la SEV y a su runfla de corifeos que depredaban los recursos de la Secretaría de Educación.

El insulso Callejas Roldán es un maestro que desconoce el significado de la didáctica y pedagogía como también el quehacer legislativo. No se podía esperar más, no se le puede sacar agua a las piedras, como no se le puede exigir congruencia un personaje que solo es el remedo y parapeto de su padre. A Callejas Roldán, el resentimiento se le ha ido acumulando hasta el grado de convertirlo en un deseo de venganza. Aunque debe de recordar que en política todo es tiempo y circunstancia, y estas cambiaran después del 4 de junio.

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