Ofrece una disculpa Marco Antonio del Ángel, el “idóneo” vocero priista cuando formó parte del Congreso de diputados que debió mantener ese equilibrio en el poder que todo gobierno democrático requiere. Del Ángel, como todos los diputados priistas y algunos de oposición, se sometieron a la voluntad y los caprichos de un nerón que buscaba incendiar Veracruz. Los diputados nunca hicieron trabajo legislativo, su labor era negociar su voto al mejor postor. Ahora sale Marco Antonio del Ángel, quien fuera diputado del PRI, a decir que hubo una mala gestión, sólo eso, una mala gestión.
Pero eso sí, mientras Javier Duarte, Bermúdez Zurita, Gina Domínguez, Alberto Silva y toda esa runfla de maleantes que gobernaron Veracruz por seis años hacían de las suyas, Marco Antonio del Ángel nunca vio una mala gestión, siempre aplaudió las decisiones de su gobernador, el mismo en el que se cobijaba pues le brindaba impunidad ante cada acto de barbarie que cometía.
Del Ángel Arroyo nunca se pronunció en contra de los periodistas asesinados, nunca se pronunció en contra del endeudamiento, nunca se pronunció en contra de los desfalcos, de las empresas fantasma; Marco Antonio del Ángel no se pronunció en contra de nada porque tenía un gobernador a la medida, hecho especialmente para gente como él: corrupto, siniestro, voluntarioso, cruel, explotador, vividor, extorsionador, exhibicionista. Cómo se iba a quejar de Duarte, si Duarte era lo que un grupo como los 400 Pueblos necesitaba, un aprendiz de tirano, codicioso y desequilibrado que les brindaba impunidad y dinero.
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