La situación de violencia en el estado de Veracruz no va a cambiar sólo porque otro régimen se establezca. El crimen organizado ha tenido tempo para medir todos estos cambios coyunturales y sigue con su estrategia de presión y chantaje. En estos momentos, el propósito de las bandas delincuenciales es darse a notar, es decir «aquí estoy», «no me voy a ir», «ténganme miedo». Pero el mensaje real es «vamos a llegar a un acuerdo».
La delincuencia organizada por eso es organizada. Su definición se basa en actuar teniendo como coadyuvante a la autoridad. Se han dado casos, y por eso se sabe, que los tres niveles de gobierno negocian con el crimen organizado. Sin embargo, la paz que se pueda negociar con la delincuencia ni es paz ni es negociable.
Un gobierno que hace negocios de paz con los criminales es como poner la “espada de Damocles” sobre toda una sociedad. Pero de no haber negociación, lo único que queda es la resistencia y la violencia; al final, esperemos, la victoria. Los enfrentamientos seguirán, porque este gobierno, a diferencia del de Duarte y de Fidel, no piensa negociar con el crimen organizado.
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