Arturo Reyes Isidoro / Preocupante.
Desde aquel martes 20 de septiembre de 2011, en el primer año de gobierno de Javier Duarte, cuando 35 cuerpos fueron arrojados en el paso a desnivel frente a la Plaza Américas de Boca del Río, no se había dado un hecho masivo de sangre como el que tuvo lugar la noche del martes en el puerto de Veracruz.
Tristemente, mientras quemaban a Juan Carnaval y terminaba la fiesta de la carne, iniciaba otro carnaval, éste del crimen organizado, de violencia, de sangre y de víctimas mortales, que nos hicieron volver a los aciagos días de hace seis años.
Será mi percepción personal, pero creo que ayer flotaba en el ambiente la intranquilidad que provocaban hechos sangrientos como el hallazgo de 11 cuerpos sin vida, y aunque se hablaba de ello en voz baja, el tema era recurrente donde quiera y la preocupación y el temor asomaban de nuevo.
La violencia en el Estado parece estar fuera de control no obstante los esfuerzos oficiales por tratar de contenerla.
Todos los días los medios dan cuenta de actos delictivos que hacen ver mal a los cuerpos de seguridad, como si no contaran, como si hubieran sido borrados y no hubiera quién vigile, quién prevenga y quién contenga la violencia y la inseguridad.
Los secuestros o levantones y las ejecuciones están a la orden del día. Al menos ahora no se dice que se trata de hechos aislados y que aquí no pasa nada, pero si se creía que la delincuencia común era la que estaba repuntando, el duchazo de agua fría que constituyó la masacre de la noche del martes despejó cualquier duda de que la delincuencia organizada tiene sentados sus reales en el Estado y pareciera que anuncios y acciones oficiales, del Gobierno estatal, son sólo eso y que se carece de efectividad para combatir y acabar a los grupos delincuenciales.
Los autores de la masacre hablan del inicio de una “guerra”, pero también usan el término “poder”, que alguien lo quiere tener, ¿quién?, ¿a qué o a quién se refieren?
Se dice que no es un reto al gobierno, y puede ser, pero no deja de ser significativo que el hecho se dio precisamente cuando el Secretario de Gobernación trajo más refuerzos federales al Estado y el mismo Miguel Ángel Osorio Chong hizo un pronunciamiento ayer en el que se entiende que se dio por aludido como si el mensaje dejado por los delincuentes de si “guerra quieren guerra tendrán” hubiera sido dirigido para él.
“Donde nos presentamos casi siempre hay una respuesta no adecuada, dura, a veces de la delincuencia, como es el caso de hoy y esto no va a doblegar el esfuerzo federal”. Se entendería, pues, que lo del martes fue una respuesta “dura” de la delincuencia al esfuerzo oficial.
El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares expresó que se trataba de un enfrentamiento entre bandas de delincuentes organizados y que no se trataba de un acto “contra la sociedad veracruzana”. “Asumo que es un hecho que preocupa a la sociedad, nos preocupa a nosotros también, es un acto de barbarie, fueron torturados, fueron asesinados“.
Reconoció también que Veracruz vive una etapa muy difícil en materia de seguridad pública, que el problema se ha complicado, y en el caso de Veracruz aseguró que ya tienen identificados qué cárteles son los involucrados y recordó que la Marina fue agredida en un enfrentamiento en el que se abatieron a dos criminales.
Intentó ser tranquilizador su mensaje. Está en su papel como primera autoridad del Estado, pero claro que hay preocupación porque en toda guerra hay víctimas inocentes, civiles que caen entre el fuego cruzado y el mensaje dejado fue prácticamente una declaración de guerra.
Para ser justos, deben reconocerse las acciones federales y estatales para tratar de darle tranquilidad y seguridad a los veracruzanos, pero se nos debe dar más información de lo sucedido en La Tampiquera, porque hasta anoche no había ninguna información de la Fiscalía o alguna declaración del Fiscal que nos deje en claro ante qué estamos, para actuar en consecuencia, como, por ejemplo, autoprotegernos o proteger a los niños y jóvenes estudiantes que van a la escuela.
Por lo demás, el hallazgo no deja de ser un duro golpe para el gobernador Yunes Linares y su administración, pues el combate a la delincuencia y a la inseguridad fue una de las principales ofertas de campaña, y si bien hay algunos resultados positivos, son más, y pesan mucho, los hechos negativos, de los delincuentes, que si en efecto están guerreando entre ellos no pueden tomar a Veracruz como campo de batalla.
O a lo mejor, al final, no le está ayudando su decisión de no ocultar nada de lo que pasa. Viendo hoy las cosas y comparándolas con el pasado inmediato, en el gobierno anterior, hasta donde podían, ocultaban y contenían la información de muchos hechos de violencia, por lo que los ciudadanos no tenían idea de la magnitud de lo que pasaba y estaban menos inquietos, y la crítica mediática era menos.
Algo destacable es que el Gobierno federal no lo está dejando solo, pues cada vez más aumenta la llegada de refuerzos, como ahora la Gendarmería a Córdoba y a Xalapa, y al menos en ese tema qué bueno que hagan a un lado banderías políticas porque la delincuencia no distingue entre priistas y panistas, entre tricolores y blanquiazules.
El problema, finalmente, es de todos porque nos afecta a todos. Confiemos en que los gobiernos federal y estatal incrementen sus acciones, su eficacia y sus buenos resultados y nos den la tranquilidad de la seguridad que todos nos merecemos.
Más problemas
Entramos ya al cuarto mes del nuevo gobierno y los problemas que carga son de gran magnitud. Aparte del de la violencia y la inseguridad, sigue latente el de la falta de presupuesto por la resistencia que ha habido hasta ahora a autorizar la restructuración de la deuda pública.
Ayer nuevamente el gobernador alertó sobre la crisis que se puede desatar si no se aprueba su iniciativa y algo que me llamó la atención fue que sólo arremetió contra “el autoritarismo” de Andrés Manuel López Obrador con el que “somete” a los diputados de Morena para que no voten libremente.
No dijo en cambio nada de las otras bancadas, la del PRI en especial, que pone como condición para dar su anuencia a que se contrate un nuevo crédito para pagar lo que se debe a los ayuntamientos. ¿Acaso hay ya negociación y respuesta positiva con los tricolores?
El próximo martes sesiona la Comisión Permanente y ahí se sabrá si se convoca a periodo extraordinario para sacar adelante la restructuración. La fecha dará tiempo al gobernador para que, mientras, vaya mañana viernes a Catemaco a darse una limpia con motivo del primer viernes de marzo, porque cuidado que necesita el conjuro de todos los brujos y chamanes que lo ayuden a superar las difíciles condiciones en las que gobierna.
Veremos si los hechiceros de Catemaco logran lo que no han podido los cabildeadores del PAN y del PRD, y veremos si ellos sí tienen una varita mágica que le desbroce el camino a Yunes Linares y pueda transitar ya sin dificultades lo que le resta del 2017, que le urge que lo haga porque el tiempo corre y su gobierno es de sólo dos años.