El problema de Andrés Manuel López Obrador es que nadie se atreve a decirle que se ha equivocado. ¿Acaso ve usted al desequilibrado Cuitláhuac García diciéndole a AMLO que Manuel Huerta está dejando entrar ratas y cucarachas a la casa de Morena?
No, Cuitláhuac está pendiente de los gestos de AMLO, de su movimientos y conducta para imitarlo lo mejor posible; al final, el diputado federal termina siendo una calca oscura de López obrador.
Nadie puede decir a López Obrador que se equivoca, nadie se atreve, igual pocos creen que se equivoque. Pero ya se ha equivocado.
Dos veces fue candidato presidencial, dos veces tuvo a cretinos como contendientes, dos veces él tenía el mejor proyecto de nación y dos veces, por sus errores, lo hicieron perder. Nadie le dice a López Obrador que se equivoca, porque es humano y los humanos se equivocan.
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