Felipe Calderón cree que se nos han olvidado los seis años de un sexenio fatídico, lleno de corrupción y muerte. Un gobierno en el que se fortalecieron ciertos grupos delictivos, y se combatió con todo a otros. Ahora, después de pactar con Peña Nieto, después de traicionar a su candidata Vázquez Mota y de traicionar a los panistas, se viste de demócrata y anda dando conferencias sobre cómo se debe gobernar un país democrático.
Pero Calderón no fue un tirano porque no hubo pantalones a su medida, todos le quedaron grandes. Quería Calderón ir al homenaje luctuoso de Oswaldo Payá, pero le dijeron que mejor le prendiera una veladora en su casa.