Por supuesto de esas prácticas no quedaron exentos los alcaldes. No por nada los organismos auditores tienen tanto señalamiento por el presupuesto mal ejercido de sus municipios. No obstante estos señalamientos, pocos alcaldes son llamados a cuentas, pocos son encarcelados por el saqueo en su municipio, muchos logran pagar a los auditores para que les acomoden las cuentas y con ello consiguen impunidad.
Impunidad, esa es la palabra clave en el sistema político mexicano; impunidad, ese es el santo al que se encomiendan los servidores públicos que han robado y esa es la medallita que llevan colgada en el cuello muchos aspirantes a servidores públicos. Por eso hay tantos que buscan una alcaldía, una diputación, una senaduría, una gubernatura o una presidencia de la República, porque saben que de llegar ahí, se pueden servir a manos llenas.