Marlon Ramírez siempre fue un incipiente aprendiz de corrupto. Su servilismo lo colocó al amparo del primer círculo del gobernador Javier Duarte, los más corruptos, los que se servían la mejor tajada del pastel. Poco a poco fue aprendiendo dónde estaba el meollo de la corrupción, y una vez aprendido se quiso sentir grande, pero siempre ha sido un enano.
Después de las elecciones para diputado federal, donde coordinó la campaña de Anilú íngram, se convirtió en un enano traidor; una especie de Gollum de la política veracruzana. Marlon Ramírez amagó con salirse del PRI si se imponía al nuevo presidente.
No quería que el nuevo presidente fuera Renato Alarcón; pues ya fue Renato Alarcón. Marlon, ¿a qué hora renuncias? Si Marlon Ramírez se va, ¿qué pasa? ¿Se crea un cisma? ¿Se derrumba el edificio del PRI estatal? ¿Empieza una etapa de oscuridad? Si Marlon se va del PRI no pasa nada, antes bien una rata más abandona el barco, pero el barco sigue a flote.
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