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Los maestros revoltosos y flojos tenían razón con el efecto demoledor de las reformas

Hace apenas unos tres años atrás, gran parte de la sociedad mexicana tenía una percepción equivocada del maestro. En el 2013, cuando estaba en alto la revuelta y protesta magisterial por la aplicación de la reforma Educativa, no se bajaba al maestro de revoltoso y flojo. No se comprendía el alcance y no se entendía el enojo magisterial. El maestro luchaba por defender sus derechos y, por consecuencia, la escuela pública.

El padre de familia llegó a considerar al maestro como su enemigo, sin embargo, con el paso del tiempo y con la aplicación de la reforma hacendaria y energética, las cosas han cambiado. Se ha redignificado el papel del maestro como pedagogo y luchador social. Muchos padres de familia están sintiendo el efecto demoledor de las reformas gubernamentales directamente en sus bolsillos.

Por esas razones, se ha reconocido y valorizado la lucha magisterial, el descontento por las reformas, Educativa, Fiscal y Energética, es evidente; el hartazgo y descontento por los incrementos a la gasolina, colegiaturas y a la canasta básica. Por eso, hoy ya no resulta sorprendente ver marchar juntos a los maestros y padres de familia.

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