Jesús J. Castañeda Nevárez / Cualquiera puede hacer un buen papel cuando se administra la abundancia; cualquiera podía hacerlo casi nadando de a “muertito”; así como ocurrió en nuestro viejo México con sus brillantes Presidentes que arribaron al poder con el único mérito de ser el amigo del Presidente saliente y sólo con eso lograron que se desatara la diarrea de manifestaciones de adhesión de toda la clase priísta que emocionados proclamaban haber encontrado al “mejor hombre” para dirigir los destinos de nuestra nación.
Y no había duda alguna de que su administración tendría sus “logros” y con ello ya tenía más que asegurado el aplauso escandaloso en el Congreso cada vez que rindiera su informe de gobierno.
No había ningún problema de falta de liquidez, porque les bastaba con echar a andar la máquina impresora de billetes y con eso se resolvía cualquier problema, sin importar que la paridad de nuestro peso con relación al dólar fuera creciendo de los $ 12.50 de la época de Ruiz Cortines (1952 – 1958) a los niveles fuera de toda proporción llegó en 1993 en el gobierno de Salinas de Gortari, que acabó como un acto de magia con casi todos los millonarios mexicanos, porque devaluó el peso de $ 2,289.41 a $ 3,410.00 pero eliminó tres ceros de nuestro peso y con ello tuvimos una transformación mental al volver la paridad peso – dólar a sólo $ 3.41 Nuevos Pesos y con ello todo lo que antes pagábamos con millones de pesos vino a convertirse en simplemente “miles”; de igual modo hoy podríamos regresar a la modalidad anterior para asignar al nuevo tipo de cambio en el 2017 de $ 21,900.00 por dólar, pero para que no sentir feo lo dejamos en $ 21.90. Cuestión de enfoques.
Con la derrota del PRI o el triunfo de Fox en el 2000, todas las cosas cambiaron y no precisamente para mejorar, porque con la desaparición del Jefe máximo de los priístas, el poder bajó a los Estados y los Gobernadores de todos los partidos se transformaron en virreyes de su territorio, en el inicio de una orgía desenfrenada de decisiones torpes, orientadas sólo a la saturación de sus bolsillos sin importar las formas. Y el peor ejemplo de todos lo es precisamente Veracruz, el cual ha sido nuevamente saqueado, endeudado y postrado en la peor crisis de su historia.
De modo que obligadamente se acabaron las administraciones fáciles para llegar al tiempo de la administración de la escasez y de la deuda, con la exigencia de resultados casi milagrosos, en el menor tiempo posible y con el menor gasto y sin afectar a nadie. Y eso sí que está cañón realizar.
A los retos del nuevo gobierno de Veracruz se le deberá agregar la estrechez del tiempo en que deberá tener lista la cuenta de resultados que será cotejada con la de las promesas de campaña, aun cuando todos sabemos que una cosa es la campaña y otra muy distinta es ya el ejercicio del gobierno.
¿Cómo tener logros sin dinero, o cómo enderezar el barco sin los recursos necesarios para hacerlo, sin tener el apoyo de la federación quien resulta con mucha responsabilidad del quebranto financiero en que se encuentra Veracruz y que por lo tanto debería de estar trabajando en el rescate?.
Todo parece una ruta cuesta arriba y con demasiados obstáculos, de modo que cada paso que dará el gobernador Yunes Linares lo acercará al agradecimiento o al reclamo de los veracruzanos.
Por lo pronto ya ha dado muestras de estar trabajando en poner orden y hacer justicia, aunque no sea ésta tan pronta y expedita como la quisieran todos los veracruzanos.
Ya puso en jaque al “cónsul” recién renunciado y éste seguramente estará ya pensando en su jugada de defensa en una cancha en donde ahora ya no juega de local y tampoco cuenta con una estructura de aplaudidores.
Pero definitivamente el acierto del gobernador MAYL más reconocido por la sociedad tiene que ver con la cancelación de las fotomultas y los operativos (asaltos) de las grúas; a lo que se agrega la depuración de la corporación de tránsitos que representan el primer eslabón de la corrupción y los causantes de un fuerte sentimiento de frustración de todos los que han sido asaltados o mordidos por un agente de tránsito. Buen punto. Ese es mi pienso.