Zaira Rosas / Fue culpa de la familia, de sus maestros, sus compañeros, el gobierno y la sociedad en general. Todos somos culpables de los hechos del pasado miércoles 18 de enero en Monterrey. Nadie imaginaba que un caso similar a la masacre en Columbine (1999) pudiese ocurrir en México, pero las pistas estaban ahí, a la vista de todos con antecedentes claros y los omitimos como hacemos con muchas otras cosas, dejando que se descontrole, que la ira predomine y los daños se expandan.
El problema no estuvo en las redes sociales, ni en los medios de comunicación por sí solos, la falla más grande estuvo en la sociedad que los manejaba, en las personas al frente de las decisiones, en el gobierno que tanto ha descuidado el sistema educativo y que una vez más falló en los programas no sólo escolares sino también del entorno. La mayor falla podrían decir muchos estuvo en el hogar, sin embargo en la actualidad la casa no es el único formador, tampoco la escuela, y menos a la edad de 15 años, todo influye en un adolescente.
Creo que el padre sí fue responsable de dejar al alcance de un joven el arma, y no haberla resguardado debidamente, mas ¿cómo iba a saber que esto pasaría? Es cierto, el joven recibía ayuda psicológica, pero en muchas ocasiones los padres desconocen el significado de cada variación en el comportamiento. La escuela tampoco estaba preparada para algo así ¿Por qué no revisaban la mochila antes y no después del atentado? ¿Cómo podría saber la maestra de sus comportamientos sin una preparación previa de atención de alumnos adecuada? También los grupos de odio existieron mucho tiempo atrás ¿Por qué no hicieron algo con ellos antes?, la solución no está en la prohibición, prohibir el vídeo, las redes, las armas sería caer en un agujero negro. Lo importante en estos días no era sólo cuidar la difusión de imágenes delicadas, sino averiguar a profundidad las causas, para así verdaderamente evitar tragedias en un futuro.
Al ver la noticia me impactaba el enojo de la sociedad por la viralización del contenido, no obstante el problema no estaba en la propagación sino en sus formas como bien señala el NY Times, otras imágenes dolorosas han sido utilizadas para despertar consciencias, las de niños en Alepo, lo mismo debería pasar con este vídeo, sacudirnos y obligarnos a atender la realidad que nos exige acciones contundentes con prontitud, todos podemos hacer algo por alguien, todos hemos sido partícipes de omisiones que propiciaron el evento y creo que es un tema que deberá estar vigente por lo que implica y no únicamente por el morbo de lo sucedido.
En el 2015, también en Nuevo León un adolescente perdió la vida mientras un compañero le mostraba un arma que recién había adquirido, en su momento el caso también consternó a muchos y la consternación como siempre no duró más de unos días, ahora los eventos del país del norte nos han alcanzado, el que ocurriera es señal de que al igual que Federico hay muchos otros niños y jóvenes acceden a todo tipo de contenidos sin que alguien los oriente. Es la prueba de que el sistema educativo tiene fallas que van más allá de una evaluación, que se requiere atención inmediata, que los maestros no bastan, toda escuela debería tener orientación educativa actualizada y en lugar de exigir evaluaciones absurdas a los educadores se les debería capacitar con base a hechos de hoy en día y no intentar desarrollar programas fallidos que en otros países ya son obsoletos.
En febrero del año pasado, la madre de uno de los asesinos de Columbine habló de lo ocurrido, diciendo que el amor en casa no era suficiente, ella había considerado que ciertas actitudes de su hijo eran normales en un adolescente, ahora a casi dos décadas de la tragedia cuenta con información que de haberla tenido antes quizás podría haber evitado lo ocurrido, me atrevo a decir que lo mismo pasará con los padres de Federico, después de los hechos serán señalados como los culpables principales, porque así los demás nos deslindamos de nuestras omisiones, pero la realidad es que ahora también son víctimas, y considero que merecen respeto en su dolor. No obstante, es necesario que este caso sirva de ejemplo a otras familias para informarse debidamente, para pedir reformas educativas reales y para involucrarse en la sociedad de manera activa.
Los medios no hubiesen utilizado el vídeo repetidas veces si el morbo no vendiera tanto, son responsables de sus decisiones pero también nosotros lo somos en la manera que hemos hecho uso de la información, periódicos como el NY Times en su edición en español consideraban que la descripción del hecho en sí era suficiente para dar a conocer los datos, ahora sólo resta esperar, pero no desde la comodidad de casa, sino también participando, a todo aquel que me lea que tenga hijos verifiquen su entorno, acompáñenlos, edúquenlos y sobre todo aprendan de lo que pasa en sus vidas, a los que no tienen hijos también hay muchas lecciones por delante, respecto a la seguridad, la relación con otros y el manejo de datos, que el caso de Monterrey no sea una nota más, sino una alarma que nos invite a mejorar y rectificar las fallas.
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