Los reclamos de la defensa son que en el proceso anterior, en el que un juez dictó el auto de formal prisión, se «omitió analizar la totalidad de los diversos medios de prueba que supuestamente le favorecen y que ofreció y exhibió el acusado para desvanecer la imputación que pesa en su contra». ¿Y cuáles son esas pruebas? Pues las mismas que los padres de Capitaine y sus defensores han estado pregonando en los medios, que la joven subió por su propia voluntad, según dos testigos, que llevaba un short negro en lugar de minifalda, que no supo decir dónde estaba el baño y que los presuntos violadores fueron obligados a pedir disculpas y con ello declararse culpables.
Por supuesto, después del amparo en revisión el Colegiado podrá dictar nuevamente el auto de formal prisión, y los abogados podrán seguir buscando amparos en lo que podría ser un cuento de nunca acabar; pero de que Enrique Capitaine sigue en prisión, sigue.