Sabino Cruz V. / Las revelaciones del engaño en el suministro de agua destilada en lugar de quimioterapia a niños veracruzanos que padecían algún tipo de cáncer, y de las pruebas falsas de VIH-Sida por parte de funcionarios de la secretaria de salud, puso nuevamente en el banquillo de los acusados al prófugo de la justicia Javier Duarte de Ochoa e hizo que algunos empezáramos a reflexionar, en caso de atraparlo, sobre el castigo que se merece, pues este delito no tiene parangón en la historia de la corrupción en el país, no hay registro en el campo criminológico, estatal y/o federal, de esta naturaleza,
Crimen de Estado, de confirmarse los hechos imputados, calificado por la Red de los Derechos de la Infancia en México, o de lesa humanidad por la Asociación Mexicana de ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) pues los recursos del Estado, fueron utilizados para cometer el delito, que demostrado lo imputado, la pregunta que flota en el aire es sobre el castigo que se merece el interfecto, junto con el señor Herrera Beltrán, los secretarios de salud de cada una de esas administraciones, así como los proveedores del “medicamento”: cadena perpetua; trabajos forzados en las Islas Marías; que barran las calles y sanitarios los días que les queden de vida; que se retire el apellido, como a Oscar Wilde; amputación de miembros como hacían los abuelos mesoamericanos; cultivo de células cancerígenas en sus organismos.
Qué pena corporal es justa que haga pagar el robo de la ilusión de los más de 1100 niños que murieron de cáncer de 2010 a 2015, según las estadística de mortandad del INEGI (Diario Reforma, 18/01/2017); cuánto deben sufrir estos hombres y mujeres insensibles al llanto de un niño/niña a causa de su enfermedad; qué castigo ejemplar es digno de la atrocidad cometida en agravio de pequeños seres que solo querían vivir. Aplicar la ley del talión, ¿sería más que suficiente?
Verdad o mentira lo que el señor Yunes Linares informó a los medios el pasado lunes 16 del mes que corre, no lo sabemos; cómo tampoco sabemos que mueve a algunos actores políticos negar, a bote pronto, toda posibilidad de que estos tenga un margen de cierto. De las cosas que hasta ahora nos hemos enterado, y de la que aún nos falta por conocer, es motivo de que, como sociedad, seamos más observadores de las políticas y declaraciones que el gobernante imponga.
Apostar a la amnesia del pueblo, seguir creyendo que los enanos no han crecido, o que aún somos niños y que con poco nos entretiene, es la manera más retrógrada de hacer política. Como estúpido difundir falsas noticias, con el objetivo de crear distractores. Sea una cosa u otra, el asunto del agua destilada y las pruebas piratas de VIH-Sida, no debe quedarse como una mala acción de gobierno o castigar a los más indefensos: la enfermera que aplicó el medicamento o el almacenista que recibió las dosis.
Nombre de familias connotadas de Xalapa circulan por las redes sociales como cómplices del fraude, amén de un ex secretario de salud que declarar a los medios que denunció en su momento las irregularidades que encontró. ¿Culpables o inocentes?, ¿cómplices o víctimas? Tal vez pronto o nunca lo sabremos, pero por lo pronto, en el imaginario colectivo está el enojo contra la clase política que por más de ochenta años gobernó el estado. Judas y Pilatos todos que traicionan y se lavan las manos. Fariseos que levantaron/incrementaron fortunas a costa de la pobreza, humillación, hambre y salud de miles de veracruzanos y veracruzanas.
Quién de ellos/ellas será “el chulo”, “la chula” que exija al presidente de su partido, señor Enrique Ochoa Reza, o al señor Enrique Peña Nieto, que destituya de su cargo de cónsul de México en Barcelona, al señor Fidel Herrera Beltrán, en tanto se concluyan las investigaciones sobre el fraude al Centro Estatal de Cancerología, el ocultamiento de medicamentos, el Seguro Popular y las pruebas apócrifas.
Veracruz una vez más vuelve a ocupar las primeras planas en los diarios nacionales e internacionales, no como quisiéramos que dijera que ya se atrapó al prófugo o que las finanzas ya fueron saneadas, sino por la fama de ser la Entidad más corrupta e insegura del País. Revertir esta impresión es responsabilidad de todos. Empecemos por denunciar a los corruptos funcionarios de la pasada/actual administración.
Sin remitente
El incidente del colegio Americano del Noreste, en el que se vio involucrado un estudiante de secundaria de tan solo quince años de edad, abre nuevamente el debate de revisar la mochila de los educandos a la entrada de la escuela o de colocar detectores de metales en la puerta. Medidas ambas que implicarían una logística especial para no entorpecer el flujo hacia los salones, así como la sensación de violación a la privacidad.
La responsabilidad de lo sucedido en Monterrey, NL es de todos, como también la solución está en manos de todos. Autoridades administrativas como educativas, educandos como sus familiares junto con la sociedad, debemos formar un solo frente para detener/evitar que actos como estos se repitan.
Comentario Breve
No le corre prisa a la señora María Esther Hernández Palacios Mirón, directora de difusión cultural de la Universidad Veracruzana, para programar actividades en la Sala “Dagoberto Guillaumin” del Teatro del Estado, pues tiene al personal de apoyo: técnicos, tramoya, utileros, en el más completo abandono.
A unos meses de que se ratifique o rectifique el cargo de Rector de la UV, cabría preguntarle a la señora Sara Ladrón de Guevara González, que cuentas entrega a la comunidad universitaria, y a la sociedad en su conjunto, sobre la creación, difusión e investigación de la artes en cualquiera de sus manifestaciones.
Comentarios