El cuatro de enero de 2015, el disminuido presidente de México, Enrique Peña Nieto, resaltaba las bondades de la Reforma Hacendaria; en la red social del pajarito azul, el Ejecutivo federal se llenaba la boca y decía que «Gracias a la Reforma Hacendaria, por 1era. vez en 5 años, ya no habrá incrementos mensuales a los precios de la gasolina, diésel y gas LP». Dos años después, la realidad ha caído como una pesada loza para las familias mexicanas, hoy nos levantamos con un precio más elevado en las tortillas, alimento necesario en la dieta de los mexicanos.
El incremento de los insumos básicos ocasionado por el incremento de la luz y la gasolina, provocó el aumento; en Sonora se vende en 20 pesos, en Coahuila en 14 pesos, en Colima de 14 a 17.50 pesos, en Zacatecas de 13 pesos a 16, subió tres pesos, en Guerrero se vende a 20, y en Campeche subió un peso, 17.50 por kilo.
Y lo peor todavía está por venir, ya que en febrero los precios de los combustibles estarán cambiando diariamente y eso sin tomar en cuenta el nuevo incremento a la luz eléctrica. En los hechos el gobierno de Peña Nieto resultó un verdadero fraude.
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