Édgar Hernández* /
¡El amarillismo en su máximo esplendor!
Entre el diferendo Yunes/Peje y las quimios no hay mucha diferencia.
Son parte de la guerra mediática. Es la esencia de la lucha por el poder. El toma y daca. El efecto distractor que todo gobierno utiliza para equilibrar la gobernabilidad, para cabecear el descrédito.
Tanto para Andrés Manuel López Obrador como para Miguel Angel Yunes Linares el principal activo para apropiarse de tan jugosa plaza sigue siendo Javier Duarte.
A tres meses del gran escape del controvertido y vapuleado ex mandatario su legado sigue siendo objeto de intencionadas historias cruentas, acaso un pretexto para no resolver los reales problemas que vivimos y trampolín para justificar el ejercicio del poder.
Los efectos mediáticos, son recursos políticos que empezó a utilizar de manera formal en el 2000 Vicente Fox, quien escondía su incapacidad e impericia para gobernar en lo que hoy se conoce como la “caja china”, no es más que un distractor.
Al paso de los años, con Peña Nieto los ha sofisticado.
Los últimos saqueos y desmanes generados por el último gasolinazo fueron eso, distractores generados por el gobierno para desviar la atención de la gente que amenazaba desbordar sus protestas a grado tal que podrían obligar a la federación a retroceder en las alzas al ponerse en riesgo la gobernabilidad.
En el solar veracruzano este fin de semana fuimos testigos de una exhibición de vísceras entre el Peje y Yunes misma que puso en tela de juicio la credibilidad de ambos que se acusaban de lo mismo: haber pactado con Javier Duarte y Enrique Peña Nieto.
Para el moreno López Obrador la lucha habrá de continuar en un segundo tiempo para el próximo 5 de febrero cuando venga a Xalapa a insultar al nada dejado gobernador.
Y para el que se queda en el infierno con vista al mar, la respuesta, este lunes, fue un habilidoso regreso al pleito con Duarte reviviendo criminal acción por autorizar –o ser omiso- ante el suministro de quimios falsas a niños con cáncer.
De inmediato todas las voces al unísono se alzaron para calificar esas medidas como crímenes de lesa humanidad, para redescubrir millones de medicamentos caducos cuya existencia data de años; para dar cuenta que han muerto mil niños, que Duarte es un “genocida fascista y hitleriano”… y “¡un comeniños asesino!”.
¿Qué más?
Mmm… “que ya se investiga a Audirac ¿otra vez?.. a Tarek (por enésima ocasión) y a Leonel Bustos, a quien cada semana se le amenaza por desvíos en el Seguro Popular.
Se logró el efecto aunque la nota se haya sacado del archivo, es decir, de la basura.
Ello, en mucho recuerda aquel marzo 18 de 1975 cuando las ocho columnas de Excélsior anunciaban que el gobierno preparaba un impuesto al patrimonio de los mexicanos, a lo que el secretario de Hacienda, José López Portillo, contestó indignado que ese diario sacaba sus noticias de la basura, pues se trataba sólo de un “proyecto desechado”, según decía el futuro presidente.
Hoy es a la inversa. Es el gobierno que rescata del archivo las noticias viejas.
Lo de las quimios –agua destilada inyectada- es un tema de la Fidelidad que continuó en el Duartismo, de por sí grave, pero más de oportunismo ante el reclamo de aclaración de los 7 mil 500 millones que de manera “discrecional” dio el gobierno federal al señor Yunes Linares.
Es un tema cuya primera denuncia periodística registra la prensa veracruzana y nacional el 14 de junio de 2010, misma que en 2011 se ratifica a meses del arranque del gobierno de Fidel.
Es una denuncia, tal como lo puntualizan los agudos periodistas Natalia González Villarreal y Andrés Timoteo, que presenta el Centro Estatal de Cancerología, al detectar un lote de medicamentos adulterados. El mismo que en 2015 el mismo Secretario de Salud, Antonio Nemi denuncia al igual que el desabasto.
Es parte de la escalada de denuncias periodísticas que a nivel nacional da cuenta Raymundo Rivapalacio el pasado diciembre cuando “una enfermera del Cecan descubre residuos anormales de un frasco de Avastín (Bevacizumab) de 400 miligramos, un medicamento para el tratamiento de cáncer que provenía del laboratorio Grupo Roche Syntex de México S.A., de CV.
¿Por qué con ese cúmulo informativo si se actuó ante la prensa pero no ante la Fiscalía General?
¿Por qué si se sabía que atrás del agua pintada para supuestamente combatir el cáncer estaban la familia de Duarte y el hoy diputado federal Jorge Carvallo, no se procedió en lo inmediato?
La información manipulada tiene un alto valor mediático y político, pero al manejarse de manera intencionada y diferida para esconder otros problemas también es deleznable.
Y es que hoy la sociedad civil está despierta y no se traga cualquier píldora o –dijeran los denunciantes- cualquier agua destilada.
Acaso lo que procede, más que las cajitas chinas es ponerse, de verdad a trabajar por Veracruz que es lo que verdaderamente nos importa y tanto se nos prometió.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo