El gatopardismo del PRI se hace evidente con la candidatura de Ivonne Ortega a la presidencia de la República; la ex gobernadora del Estado de Yucatán ha presentado su renuncia como diputada federal para supuestamente aglutinar a las masas inconformes por el gasolinazo, y de refilón apuntalar su candidatura por ocupar la residencia oficial de Los Pinos.
Resulta sospechoso y hasta se pudiera considerar el plan B de Peña Nieto y su partido el PRI, no olvidemos que en ciencias políticas se suele llamar “gatopardista” o “lampedusiano” al político que inicia una transformación política revolucionaria pero que en la práctica sólo altera la parte superficial de las estructuras de poder, conservando intencionadamente el elemento esencial, y eso es precisamente lo que pretende hacer Peña Nieto y su grupo de alquimistas electorales, total, el asunto es frenar la llegada de AMLO.