El Instituto Nacional Electoral (INE) quiere bañarse en salud después que se ventilara en los medios una licitación para renovar los teléfonos móviles para los 11 consejeros y el secretario ejecutivo y, además, una licitación nacional (LP-INE-62/2016) que incluía a un total de 200 de sus mandos, oficinas centrales y 32 vocalías ejecutivas. Se supo que el gasto podría alcanzar los 3.2 millones de pesos en 2017. Los consejeros electorales recibirían entre el 9 y 13 de enero sus nuevos teléfonos iPhone 7 Plus.
Mientras que un total 72 colaboradores, entre coordinadores del Registro Federal de Electores y otros funcionarios, recibirían equipos iPhone 6S, todos esos equipos pagados con los impuestos del erario público. Pues ahora, el INE anunció que la construcción de sus nuevas oficinas, previstas para este año, ha sido suspendida como parte de una medida de austeridad. De esta manera se reintegrará mil 70 millones de pesos que estaban contemplados para el presupuesto del proyecto y se pondrán a disposición de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Por cierto, en un lapso de vergüenza, el organismo también señaló que los consejeros renunciaron a la prestación de telefonía celular por la que recibirían el famoso y polémico iPhone 7; además, los miembros de la Junta General Ejecutiva accedieron a reducirse 10 por ciento en sus remuneraciones. Y no crea que lo hicieron por su cuenta, la realidad es que la orden vino desde arriba.
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