Si no entregan a Duarte, ni Peña ni el PRI tienen oportunidad en Veracruz

Enrique Peña Nieto y Javier Duarte de Ochoa FOTO: WEB
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Armando Ortiz / Se pelean por ver quién va a ser el nuevo dirigente del PRI, como si en Veracruz estuviéramos muy contentos con ese partido al que perteneció Javier Duarte.

De hecho, Enrique Peña Nieto y su partido no deberían esperar nada de los veracruzanos, a los veracruzanos el presidente de la República no nos merece ningún respeto; sin embargo, le seguimos diciendo presidente.

No hizo falta ninguna confesión de parte, no hicieron falta más prueba que los hechos para darnos cuenta que Enrique Peña Nieto fue quien protegía a Javier Duarte mientras éste era gobernador de Veracruz, y lo siguió protegiendo hasta después de y no serlo.

¡Entonces Javier Duarte tenía razón! Él era el único amigo del presidente en Veracruz. Los mismos senadores veracruzanos comentaban con asombro:No entiendo, el presidente le ha dado todo, lo dejó poner una gubernatura de dos años, lo dejó poner al presidente del partido (Silva), Peña le da todo lo que le pide”. Sin embargo, esa amistad no lo era del todo, antes bien había una complicidad entre ambos sujetos, una complicidad basada en la entrega de dineros del presupuesto de los veracruzanos para la campaña de Peña Nieto; el mediador de todo esto: Luis Videgaray.

Fue por ello que Javier Duarte se sentía intocable, su ocupación dejó de ser la de un gobernador para dedicarse de tiempo completo a saquear Veracruz. Dejó en ruinas el estado y a pesar de los llamados que se le hicieron a Peña Nieto por poner en orden a su cómplice, este le seguía dando la mano, el abrazo y la sonrisa. Pero Javier se convirtió en un engendro insaciable, rebasó los límites; en ese momento Peña Nieto entendió que debía desvincularse de su cómplice.

¿Por qué lo dejó huir? Porque Duarte sabe mucho, porque Duarte es un riesgo, porque Duarte con tal de salvar el pellejo es capaz de vender su alma al diablo, y Peña Nieto sólo es un pobre diablo. Es por ello que, a pesar de saber que Javier Duarte podía huir en cualquier momento, no le puso custodia permanente. Ya lo mencionamos antes, Javier Duarte no se fue en la cajuela de un auto, no salió por la noche a escondidas, Javier Duarte salió a plena luz del día en una aeronave del gobierno del estado, abordada en el aeropuerto de El Lencero que ese día, me tocó pasar por ahí, estaba fuertemente custodiado. Peña Nieto lo dejó huir.

¿De quién depende ahora la captura de Javier Duarte? Del gobierno federal, de la voluntad de Enrique Peña Nieto. El gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares ha dicho que no tiene razones para no creer en los esfuerzos de la PGR por capturar a Duarte, sin embargo, los veracruzanos, una vez que hemos visto el actuar del gobierno federal, una vez que nos ha quedado clara la complicidad de Peña Nieto con Javier Duarte, tememos que Javier Duarte, como sucedió con Manuel Muñoz Rocha, simplemente desaparezcan del mapa el suficiente tiempo como para que nos olvidemos de su existencia.

Es por ello que los veracruzanos no le debemos nada a Peña Nieto, mucho menos el respeto. Que no espere el presidente y su partido que los veracruzanos saldrán a votar a su favor en las elecciones de 2017; si no entregan a Javier Duarte, ni el PRI ni Peña Nieto tienen oportunidad en Veracruz.

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